
Los niños que la contrarrevolución intentó asesinar.
En el aniversario 95 del natalicio de Vilma Espín Guillois, la recordamos en uno de los pasajes más terribles y angustiosos en la larga lista de ataques de la contrarrevolución, que ahora pretende desacreditar, en su guerra mediática, la prioridad que para Cuba tiene la vida de un niño.
Por Marisol Ramírez Palacios.
Muchas fotografías, como ésta, pueden dar fe de la ternura que distinguía la personalidad de la Heroína del Moncada y de la Sierra, quien fundó la esperanza y dio curso a una vida sin discriminación de niños, mujeres y hombres.
La imagen muestra el instante en que la Presidenta y fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas conversaba con los niños que acababan de ser rescatados del incendio, para calmarlos, después de haber pasado la terrible angustia que provocó el sabotaje de la contrarrevolución al círculo infantil Le Van Tam, del barrio habanero de Marianao, el 8 de mayo de 1980.
El pueblo de la capital y sus dirigentes estaban allí, en una marea compacta y tenaz de unidad, como acontece siempre ante cualquier amenaza por perforarla.
“Yo no sé quién le avisó ni cómo apareció, pero, de pronto, entre la multitud estaba Fidel,”, recordaba a la prensa de la época Rosa Calzada Padrón, testimoniante del suceso.
Vilma, también fue de los primeros en llegar, y como una abuela con sus crios, sentada entre ellos, les habló.
La rápida intervención del pueblo, de los bomberos y de estudiantes y profesores de la escuela secundaria básica José Aguilera Maceiras, cercana al edificio, impidió la tragedia.
En el momento de perpetrarse el sabotaje, se encontraban en el Le Van Tam 570 niños. Atados con sogas, sábanas y hasta en valijas de correos, los menores eran bajados por las ventanas. Ninguno murió.
Estaban, además, muchos de los 156 trabajadores y asistentes que laboraban en la institución, y que fueron evacuados por el pueblo.
La intención de los autores del siniestro, pagados por la Central de Inteligencia de los Estados Unidos, CIA, era provocar dolor y tristeza, terror, y al mismo tiempo destruir un bien destinado al cuidado y formación de los niños, para el pleno ejercicio social de sus madres.
Vilma Espín fue el alma inspiradora de numerosos proyectos sociales y de defensa de los derechos de la mujer, como la creación de los círculos infantiles.
”(…) son quizás, de nuestras tareas, la que más profundamente llevamos en el corazón, y hemos de llevarla adelante, pese a todas las dificultades”, expresó en 1962, durante el Primer Congreso Nacional de la FMC.
Hoy se recuerda la sencillez de su grandeza, ajena a lujos y banalidades, de la presidenta que hablaba de tu a tu con las mujeres, temas esenciales como la familia, la educación, la solidaridad y la creación de valores, a cuya defensa dedicó su fecunda vida.
La historia de odio y saña de los más violentos enemigos de la Revolución es una sola, desde el primer acto de terror hasta la cruel manipulación mediática de los sentimientos y la dignidad de una nación, con la que ahora intentan socavar la unidad de un pueblo, como la de aquellos valientes de la barriada habanera de Marianao, con toda la ternura y la admiración que inspiran las fotos.