Noticias

Rating 0 - Votos (0)

48 visitas

publicado el 11/09/2025 09:23 am

Juan Almeida Bosque, el creador y guerrero comandante

José Martí destacó: “no hay deleite  que el de ver a los hombres  batallar con libertad y fe por lo que les parece verdadero”, y también enfatizó que los hombres que quedan son los que encarnan en sí una idea que combate, o una aspiración destinada al triunfo, los que pasan por el mundo voceando y luciendo con velocidad extraordinaria como los astros.

Martí igualmente, al resumir la trascendencia de los hombres que con acciones y por su actitud habían llegado a ser héroes, aseguró que estos eran propiedad humana, comensales de toda mesa y de toda casa familiar y los consideró como patrimonio de todas las edades.

He querido recordar lo expuesto por Martí para hacer referencia a una gran figura de la historia y la cultura de nuestro país que con su labor, sensibilidad y sencillez supo ganarse el respeto y el cariño del pueblo.

Se trata del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, quien falleció en La Habana el 11 de septiembre del 2009.

Juan Almeida Bosque sobresalió tanto por sus condiciones como combatiente y dirigente de la Revolución, así como también por el gran amor que sintiera por la Revolución y el pueblo cubano.

Su nacimiento se produjo en La Habana el 17 de febrero de 1927. 

Atendiendo a las limitaciones económicas de su familia humilde,  tuvo que abandonar la escuela cuando cursaba el octavo grado, pero ya desde esa etapa le gustó leer y se interesó por la situación existente en Cuba.

El joven Almeida empezó a trabajar en el sector de la construcción.

Algún tiempo después de haberse producido en Cuba el golpe de Estado el 10  de marzo de 1952, Almeida se relacionó con Fidel Castro, a quien había conocido años antes en la Universidad de La Habana. Entonces Almeida laboraba en el balneario universitario.

Almeida  integró una célula clandestina y empezó a participar en los entrenamientos que se fueron realizando y el 26 de julio de 1953 formó parte del grupo de jóvenes revolucionarios que bajo la dirección de Fidel llevaron a cabo el asalto al cuartel Moncada en la ciudad de Santiago de Cuba.

Al fallar la toma del cuartel en forma sorpresiva, aunque los combatientes revolucionarios persistieron inicialmente en el empeño de ocupar la instalación militar ello no fue posible porque los soldados de la dictadura eran más numerosos, disponían de un mejor armamento e incluso estaban protegidos por hallarse dentro de las edificaciones.

Almeida resultó detenido y casi dos meses después, tras haber sido juzgado y condenado, fue internado en el Presidio Modelo de Isla de Pinos, donde en unión de Fidel y de los demás  combatientes allí encarcelados mantuvo una postura muy firme.

El 15 de mayo de 1955, por la amnistía general que el régimen batistiano se vio obligado a decretar debido a la presión popular, salió del Presidio Modelo de Isla de Pinos.

En febrero de 1956 decidió salir hacia México, país donde  ya se hallaba Fidel. De inmediato se integró al grupo de jóvenes revolucionarios que en dicho país realizaban entrenamientos en un rancho en las afueras  de la capital mexicana.

El  25 de noviembre de 1956, en unión de Fidel, sale hacia Cuba a bordo del yate Granma.  El 2 de diciembre desembarca por la zona suroriental del territorio cubano.

Tres días más tarde, cuando en unión de los demás expedicionarios se hallaban en la zona de Alegría de Pío se produjo el ataque sorpresivo de los soldados de la dictadura. Su firmeza se puso de manifiesto cuando en un momento, al escuchar a los soldados que exhortaban a los combatientes rebeldes que se entregaran, gritó con firme singular: “ ¡Aquí no se rinde nadie…!”

No obstante el ataque se produjo la dispersión de los expedicionarios, una buena parte de los cuales resultaron capturados y asesinados vilmente en el  transcurso de los siguientes días. 

Fidel y dos pequeños grupos de combatientes encabezados por Raúl Castro y Juan Almeida, respectivamente, lograron eludir la persecución de las fuerzas de la dictadura y con la ayuda de campesinos y miembros del Movimiento 26 de Julio lograron reencontrase en la zona montañosa de Oriente.

Aunque el grupo era extremadamente reducido y casi no contaban con armas, Fidel ratifica la decisión de mantener en alto las banderas de la lucha y Almeida es uno de los que lo apoya de forma resuelta.

Desde ese instante y durante algo más de dos años da su aporte en la lucha revolucionaria en el territorio cubano. 

El 27 de febrero de 1958 fue ascendido a Comandante y Fidel le asignó la misión de crear en el mes de marzo y dirigir el Tercer Frente Oriental “Mario Muñoz Monroy”.

Almeida cumplió de manera eficaz la misión que se le había encomendado y contribuyó a desarrollar la guerra revolucionaria en la provincia de Oriente hasta que se produjo la desarticulación de la dictadura batistiana.

Tras producirse el triunfo de la Revolución en la etapa inicial del año 1959, Almeida desempeñó a cabalidad distintas responsabilidades en las Fuerzas Armadas y después como dirigente del Partido y del Gobierno.

Fue miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Vicepresidente del Consejo de Estado. Fue también Presidente de la Asociación de Combatientes  de la Revolución Cubana.

Por sus relevantes méritos recibió diversas condecoraciones, entre ellas el Título Honorífico de Héroe de la República de Cuba y la Orden Máximo Gómez de primer grado.

Más allá de sus cualidades y labor primero como combatiente y después como dirigente de la Revolución, Almeida además fue un gran creador al componer disímiles obras musicales y elaborar varios libros.

Precisamente al ocurrir su fallecimiento, el Comandante en Jefe Fidel Castro en una Reflexión que elaboró, al referirse a Almeida: “¡Vive hoy más que nunca!”

En esa Reflexión, Fidel también resaltó que Almeida defendió principios de justicia que serán defendidos en cualquier tiempo y en cualquier época, mientras los seres humanos respiren sobre la tierra.

Al volver a apreciar lo que Fidel señalara al respeto y establecer un paralelismo con lo planteado por Martí sobre las cualidades de los seres humanos vale enfatizar que con su vida, con su entrega total a la causa de la Revolución, su defensa y desarrollo, su amor por el pueblo, Almeida simboliza lo señalado por el Apóstol de la independencia, nuestro Héroe Nacional cuando puntualizó consideraciones muy meritorias sobre los seres humanos.

Martí expuso que hombre es el maestro que da de su ser propio a los demás; el maestro es meritorio y generoso padre de muchos.

E igualmente Martí enfatizó  que un hombre que actúa con franqueza, piensa audazmente, desdeña los prejuicios de los demás  y que obedece fielmente los dictados de su conciencia, está siempre seguro de ser honrado y respetado en el futuro.

Así pues, no solo en los aniversarios de su nacimiento o deceso, sino en forma frecuente, Almeida sigue y seguirá siendo recordado y honrado y está siempre presente en el seno del pueblo cubano, en la historia, en el arte, la cultura y en la obra de la Revolución.

Fuentes de Referencias

Sitio José Marti: www.josemarti.cu

Cubadebate: www.cubadebate.cu

Archivo Víctor Pérez-Galdós Ortiz

Habana Radio: www.habanaradio.cu

Portal de la Radio: www.radiocubana.cu

Su opinión importa
Déjenos sus comentarios

Tenga en cuenta que:

  • No debe usar palabras obscenas u ofensivas.
  • Deben estar relacionados con el tema.
  • No se publicaran los que incumplan las políticas anteriores.




0 comentarios insertados