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publicado el 28/07/2025 07:53 am

Haydée Santamaría Cuadrado: un símbolo de la entereza de la mujer cubana

José Martí señaló en el siglo XIX al resumir la trascendencia que le atribuía a la presencia de la mujer en cualquier obra humana enfatizó  que nada perdura sin la gracia de la mujer, de instinto, divisa la verdad, y la precede.

Puede decirse que Haydée Santamaría Cuadrado hizo realidad  lo expuesto por Martí al participar en la lucha contra la dictadura militar reaccionaria y posterior al triunfo de la Revolución dar una contribución relevante en el campo de la cultura, por haber dirigido con acierto durante varios lustros la Casa de las Américas.

En tal sentido ocupa un lugar destacado tanto en la historia como en la cultura cubana. Su fallecimiento se produjo en La Habana el 28 de julio de 1980.

Ella fue una de las dos heroínas que participaron en la acción realizada en Santiago de Cuba el 26 de julio de 1953 cuando un grupo de jóvenes revolucionarios encabezados por Fidel Castro llevaron a cabo el asalto al cuartel Moncada.

Específicamente, Haydée, junto a su hermano Abel, Melba Hernández y otros combatientes ocuparon el hospital Saturnino Lora, situado frente a la parte trasera de la instalación militar.

El asalto al Moncada no culminó con el éxito esperado debido a que falló la toma por sorpresa y los combatientes revolucionarios no pudieron  vencer la resistencia que le hicieron los soldados de la dictadura batistiana que eran más numerosos, contaban con armamentos superiores y se hallaban protegidos por  las instalaciones del cuartel.

No obstante, el enfrentamiento se prolongó durante algún tiempo.

El grupo que dirigía Abel Santamaría finalmente no pudo salir del hospital porque los soldados habían rodeado el centro, y salvo uno que fue protegido por un enfermo que lo hizo pasar por su nieto, los demás, incluidos las dos mujeres fueron capturados.

Cuando resultaron trasladados hacia el cuartel el médico Mario Muñoz que  formaba parte del grupo que había ocupado el hospital fue vilmente asesinado.

Con posterioridad todos los combatientes capturados,  con excepción de las dos mujeres, fueron sometidos a torturas y finalmente eliminados.

Haydée y Melba, también resultaron terriblemente torturadas desde el punto de vista  mental, ya que encerradas se enteraban de las atrocidades cometidas por los soldados hasta por ellos mismos.

En un momento determinado para tratar  que Haydée hablara y denunciara a otros implicados en el asalto al Moncada le trajeron uno de los ojos que le habían sacado a su hermano Abel y los genitales de otro combatiente que era su novio y ella respondió con firmeza:  “... morir por la patria es vivir.”

Haydée y Melba también fueron condenadas a presidio. En este caso resultaron recluidas en la cárcel existente en el poblado de Guanajay.

Allí mantuvieron su entereza y tras la salida de la prisión de inmediato siguieron colaborando en el empeño de reanudar la lucha contra el régimen dictatorial.

Haydée participó en la impresión y distribución del manifiesto A Cuba que sufre, en el cual Fidel y sus compañeros de presidio patentizaban su decisión irrevocable de continuar la lucha contra la dictadura batistiana.

Fue también Haydee, junto a Lidia Castro y Melba Hernández, quien recopiló y organizó las notas que Fidel iba logrando sacar de la prisión escritas con zumo de limón y en la cual reconstruía su alegato en el juicio del Moncada.

En los años siguientes desde la clandestinidad desempeñó un papel decisivo en reagrupar las fuerzas revolucionarias para la lucha armada y participó en la organización del levantamiento popular del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba.

Ya a mediados del mes de febrero de 1957 Haydée junto a Frank País y otros dirigentes del Movimiento 26 de julio en la provincia de Oriente, participa en el encuentro sostenido con Fidel en la Sierra Maestra, para coordinar el desarrollo de la lucha revolucionaria.

Seguidamente, Haydée  fue designada por Fidel como delegada del Movimiento 26 de Julio para aglutinar las fuerzas en el exterior y obtener fondos y armas.
Tras producirse el triunfo de la Revolución, en enero de 1959, retorna de inmediato a Cuba. Primero comienza a trabajar en el Ministerio de Educación y ya en abril de ese año  al constituirse la Casa de las Américas se le encomendó presidir esta institución.

Haydée atendió y se relacionó de modo directo con prestigiosas figuras  culturales y otras personalidades de distintas esferas tanto de Cuba como de diferentes países de América Latina y de otras partes del mundo y con el dinamismo que le caracterizaba contribuyó al desarrollo de la cultura y a la relación entre los pueblos.

Haydée igualmente formó parte de la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), y en 1965 estuvo entre los fundadores del nuevo Partido Comunista de Cuba del cual sería electa miembro de su Comité Central.

 

Autores: Víctor Pérez-Galdós y Salomé Campanioni
Especial para el Portal del Ciudadano 

 

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