
Fidel por siempre
Fidel Castro mantuvo una postura pragmática y evolutiva respecto a la religión en Cuba: desde la confrontación inicial con la Iglesia Católica y la promoción del ateísmo estatal, hasta la apertura a la libertad religiosa y la cooperación con instituciones religiosas en la última etapa de su liderazgo. Reconoció las coincidencias éticas y sociales entre el cristianismo y el socialismo, defendió la libertad de creencias como un derecho humano fundamental y promovió la idea de que marxistas y creyentes pueden unirse en la lucha por la justicia social y el bienestar humano. Esta dinámica refleja la compleja interacción entre la Revolución Cubana y la religión, con un reconocimiento creciente del papel espiritual en la sociedad.
En 1959 la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre fue llevada a La Habana en el avión presidencial. Fidel Castro, junto a altos dirigentes revolucionarios, asistió a la misa de clausura del Congreso Católico Nacional en la entonces Plaza Cívica (hoy Plaza de la Revolución), colmada por casi un millón de personas. La revista Bohemia describió el evento como “la más grande muchedumbre jamás reunida en Cuba”. Este acto fue una de las últimas grandes manifestaciones públicas católicas en la capital hasta la visita del Papa Juan Pablo II en 1998
El lìder en 1960, defendió la autonomía del Estado frente a la Iglesia, marcando un punto de inflexión en las relaciones entre la Revolución y la institución religios . Durante su primer discurso tras la entrada de la Revolución en La Habana, una paloma blanca se posó sobre el hombro de Fidel Castro. Los sacerdotes de la santería cubana interpretaron este hecho como una señal de los Orishas, marcando a Fidel como “el elegido” y fortaleciendo su vínculo simbólico con el sincretismo religioso afrocubano, muy presente en la capital.
En enero de 1998, el Papa Juan Pablo II visitó La Habana, celebrando una misa masiva en la Plaza de la Revolución junto a Fidel Castro. Este evento marcó el inicio de una nueva etapa de diálogo y tolerancia religiosa, con la restitución de la Navidad como feriado nacional y mayor visibilidad pública para la Iglesia
En 2012, el Papa Benedicto XVI también visitó la capital, consolidando la apertura y el diálogo entre el Estado cubano y la Iglesia Católica
En febrero de 2016, La Habana fue escenario del histórico encuentro entre el Papa Francisco y el Patriarca Kirill de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el primero de este tipo. Fidel Castro destacó la importancia de este evento para la paz mundial y el ecumenismo religioso.
En diversos discursos y entrevistas, Fidel expresó desde La Habana su respeto por la libertad de culto y la importancia de la religión como parte de los derechos humanos, afirmando: “es una conquista de nuestra Patria el principio de la libertad de culto y el respeto a todas las religiones, a todas las creencias, a todas las ideas, a todos los credos”.
La Habana ha sido escenario de momentos claves en la relación entre Fidel Castro y la religión: desde grandes misas y manifestaciones religiosas, pasando por discursos polémicos, hasta la apertura al diálogo con líderes de la Iglesia Católica y otras confesiones. Estos eventos reflejan la evolución de la política religiosa en Cuba y el papel central de la capital como espacio de encuentro, confrontación y reconciliación entre la Revolución y la fe.