Aniversario 130: José Martí y la Orden de Alzamiento
El 29 de enero de 1895 José Martí, en unión de José María Rodríguez, representante de Máximo Gómez, y Enrique Collazo, representando a las fuerzas cubanas en la Isla, firmó en Nueva York la Orden de alzamiento para reanudar la guerra por la independencia de su tierra natal del dominio colonial español.
Desde hacía varios años Martí había trabajado intensamente en la reorganización de la guerra. Incluso en ese mes tuvo que enfrentar una muy tensa situación cuando fracasó el denominado Plan de Fernandina, al ser descubierto y ocupadas en los Estados Unidos las embarcaciones con las que se tenía previsto el traslado de hombres y armamentos hacia Cuba.
Martí, no obstante, no cejó en el empeño de lograr lo más pronto posible la reanudación de la guerra.
En carta dirigida a Juan Gualberto Gómez el 17 de enero de 1895, explicó lo sucedido, autorizando a los conspiradores de la Isla a sublevarse si lo creían necesario antes de la llegada de los que se encontraban en el extranjero.
Doce días después Martí firmó la Orden de alzamiento, la que fue llevada por Gonzalo de Quesada hasta Cayo Hueso.
Allí el papel que contenía tan trascendental mensaje fue torcido en un tabaco que trasladó entonces a La Habana Juan de Dios Barrio, quién el 5 de febrero de 1895 le entregó la orden a Juan Gualberto Gómez.
En el citado documento se expuso:
“Se autoriza el alzamiento simultáneo, o con la mayor simultaneidad posible, de las regiones comprometidas, para la fecha en que la conjunción con la acción del exterior será ya fácil y favorable, que es durante la segunda quincena, no antes, del mes de febrero.”
“Se considera peligroso, y de ningún modo recomendable, todo alzamiento en Occidente que no se efectúe a la vez que los de Oriente, y con los mayores acuerdos posibles en Camagüey y Las Villas.”
“Se asegura el concurso inmediato de los valiosos recursos ya adquiridos, y la ayuda contínua e incansable del exterior, de que los firmantes son actores o testigos, y de que con su honor dan fe, en la certidumbre de que la emigración entusiasta y compacta tiene hoy la voluntad y capacidad de contribuir a que la guerra sea activa y breve.”
Tras haber elaborado y firmado la citada Orden , José Martí salió de Nueva York con destino a Santo Domingo para dirigirse hacia Montecristi donde vivía Máximo Gómez.
Martí previó poder trasladarse hacia Cuba en unión de Máximo Gómez tan pronto tuviera la confirmación que la guerra se hubiese reiniciado.
Esto ocurrió en el territorio cubano el 24 de febrero de 1895 y al tener conocimiento de ello Martí le escribió una significativa carta a Antonio Maceo en cuya parte inicial le manifestó: “Señor General Antonio Maceo. Al General le escribo hoy, aún más que al amigo: la guerra, a que estamos obligados, ha estallado en Cuba.”
También le expuso a Antonio Maceo en dicha misiva: “Cuba está en guerra, General. Se dice esto, y ya la tierra es otra. Lo es ya para Usted y lo sé yo.”
Ya desde ese instante Martí estaba deseoso de trasladarse de inmediato hacia el territorio cubano. Tuvo que encarar diversos problemas pero no cejó en su empeño.
Durante su permanencia en Montecristi Martí escribió el 25 de marzo varias cartas, una de ellas dirigida a Federico Henríquez y Carvajal y otra a su querida madre, Leonor Pérez Cabrera.
Precisamente a Federico Henríquez Martí le aseguró:
“Yo evoque la guerra; mi responsabilidad empieza con ella en vez de acabar…”
También elaboró y suscribió en esa fecha en unión de Máximo Gómez un documento que la historia ha recogido con el nombre de Manifiesto de Montecristi en el que se precisaron los objetivos esenciales de la guerra en Cuba.
No fue hasta el 11 de abril de 1895 que Martí, Máximo Gómez y un pequeño número de patriotas, pudieron llegar a Cuba por la zona de Playitas de Cajobabo.
Entonces resumió en dos significativas palabras lo que sentía: “Dicha grande”
Con singular entereza en el territorio cubano encaró tener que estar transitando en forma constante, múltiples limitaciones materiales y el peligro constante de encontrar la muerte en algún enfrentamiento con fuerzas españolas.
Posterior a su caída en combate el 19 de mayo de 1895 Máximo Gómez hizo referencia a la firmeza de Martí en los campos de Cuba al exponer en una intervención que realizó en La Habana el 18 de mayo de 1902:
“Y yo vi. entonces también a Martí atravesando las abruptas montañas de Baracoa con un rifle al hombro y una mochila a la espalda, sin quejarse ni doblarse, al igual que un viejo soldado batallador acostumbrado a marcha tan dura a través de aquella naturaleza salvaje, sin más amparo que Dios.”