
De vuelta al Castillo y los helados del Jagua
Hace unos días una “bola” malintencionada fue puesta a rodar desde las redes sociales en relación con una supuesta privatización del restaurante estatal Castillo de Jagua, ubicado en la céntrica esquina de 23 y G, en el Vedado.
El director del establecimiento, Rogelio Arlee Pérez Torres, expresó a Tribuna de La Habana que desde el primero de agosto del 2022, cuando se constituyó en una Unidad Empresarial de Base Perfeccionada (UEB), perteneciente a la Empresa de Restaurantes de La Habana (ERH).
Amparada en el Decreto 28/2020 del Consejo de Ministros, "Del Modelo de Gestión Estatal de la Unidad Gastronómica de Subordinación Local", la UEB se mantiene como unidad estatal pero tiene la autonomía para disponer de una cuenta bancaria, adquirir sus insumos con proveedores estatales y privados, cubrir los gastos con sus propios ingresos, y generar utilidades.
Estas se distribuyen trimestralmente, y no solo se destinan a incrementar los salarios básicos de los empleados sino que también se invierten en el mantenimiento de la instalación, la compra de utensilios de cocina y de salón, el financiamiento de cursos de capacitación para sus trabajadores, y otros destinos precisados en las regulaciones.
Esa autogestión está sustentada además en las resoluciones 99 y 36 de los ministerios del Comercio Interior y de Finanzas y Precios, respectivamente, que autorizan a esas unidades la adquisición de materias primas a otros actores económicos, y la fijación de precios según los costos y con un límite máximo.
El objeto social secundario de la empresa autoriza el arrendamiento de sus espacios, por lo que se decidió arrendar a la empresa privada Bianca S.R.L. una pequeña área en su cafetería para la venta de helados en vasos y potes.
Ese local contiguo al salón principal tiene una entrada independiente por la calle 23, y es donde siempre se han vendido el café y los comestibles ligeros para llevar, opciones que se mantienen.
Igualmente se mantiene el servicio del bar, con entrada por la calle G, que además de las bebidas oferta entremeses, croquetas, y otras especialidades conocidas como "picadera".
El horario es el mismo del restaurante: de lunes a domingo, de 12:00 meridiano a 10:45 de la noche. El acceso es por orden de llegada, pero tanto las personas naturales como las entidades pueden hacer reservaciones para festividades.
Sobre los precios en el restaurante el directivo afirmó que " el cliente puede consumir platos fuertes más económicos, comparados con otras formas de gestión, como un pollo asado o grille por 200 pesos, un arroz con pollo por solo 100, una rueda bonito vale 280 y un aporreado pescado 280. Las especialidades de cerdo carnero y mariscos valen más, pero siempre están por debajo de lo que cobran los negocios privados", agregó.
Consultando la carta menú pudimos apreciar además que la copa de cerveza dispensada cuesta 30 pesos y la de botella 50; el agua natural Ciego Montero 40; la ración de arroz oscila entre 20 (blanco) y 50 (moro), la ensalada de vegetales 45, y los postres entre 30 y 45.
Esas tarifas les ha permitido asegurar una afluencia de público, y aspiran a incrementarla con nuevas iniciativas, teniendo en cuenta el entorno tan competitivo en el que están ubicados, caracterizado por una notable presencia de establecimientos privados y de la propia Empresa de Restaurantes de La Habana.
Un factor decisivo para lograr esos resultados ha sido la entrega de sus 32 trabajadores, que incluye a 12 jóvenes, convencidos de que en la gastronomía estatal es posible tener ingresos y llegar a ser un buen profesional del sector.
Así lo asegura el dependiente de 32 años Yasmani Timitol Bravo, que ademas de los beneficios salariales, agradece las oportunidades de capacitación que brinda la UEB, las cuales le permitirán lograr su sueño: convertirse en capitán de salón.
Las ventajas del nuevo modelo de gestión también fueron resaltadas por la "veterana" Marlen Labori Cuz, quien tras desempeñarse durante 22 años como cocinera en la ERH, 13 de ellos en esta unidad, considera que el nuevo modelo de gestión es provechoso para los trabajadores, y para el público, que recibe una oferta con mayor calidad y variedad.
Esa es la actitud de que se aprecia en la visita a este Castillo, donde su colectivo laboral se esmera todos los días para que el cliente se sienta siempre como un verdadero Rey.
(Tomado de Tribuna de La Habana)