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publicado el 21/05/2022 08:14 am

Efemérides habaneras. 21 de mayo

Por José Pérez – Galdós Ortiz

1888. Nace en el barrio de Jesús María en La Habana Ignacio Piñeiro Martínez.

Desde la etapa de su niñez se sintió influido por diversos rituales africanos. También estuvo en contacto con la rumba, incluso llegó alcanzar gran fama como rumbero natural.

En 1906, formó parte de la primera agrupación de claves y guaguancó llamada El Timbre de Oro en la que se inició como decimista. Con esta agrupación comenzó su triunfal carrera artística.

En 1926 en unión de María Teresa Vera fundó el Sexteto Occidente y fueron contratados por la Columbia Records para grabar discos en Nueva York.

Al año siguiente al retornar a Cuba organizó el Sexteto Nacional, una de las agrupaciones musicales más renombradas del pentagrama musical cubano, donde pudo expresar la riqueza plena del son. 

Las modificaciones estructurales, la cadencia, el ritmo y el empleo de melodías y letras depuradas, conseguidas por él, hicieron posible la popularidad alcanzada por el Septeto Nacional.

Su fallecimiento ocurrió en La Habana el 12 de marzo de 1969.

 

1987. En la barriada de Párraga en La Habana se abre al público el Museo Hurón Azul.

Se encuentra en lo que fue el domicilio y taller del pintor y novelista cubano Carlos Antonio Esteban Enríquez Galope Gómez, conocido desde el punto de vista artístico como Carlos Enríquez.

El nombre de este museo se debe a un hurón que el artista clavó sobre la puerta de entrada de su vivienda. Éste fue teñido con azul de metileno para que armonizara con el color de las puertas y ventanas. 

El roedor había sido un regalo de un artista amigo suyo. 

En la actualidad en el Museo Hurón Azul hay objetos personales y obras de Carlos Enríquez. Impresiona por sus dimensiones en la pared que rodea la chimenea y El mural de las bañistas, con un fuerte toque de sensualidad y erotismo. 

Igualmente merece distinción en el Museo los fantasmagóricos pasos marcados en la escalera, que le da un aire místico a la atmósfera que rodeó al artista en este oasis. 

Carlos Enríquez realizó muchas de sus obras en esta finca. Algunas de ellas alcanzaron premios nacionales e internacionales.

Una de las obras más importantes de la pintura cubana es el Rapto de las mulatas, concebida por este artista en 1938. 

En esta casa, a la que se le concedió la condición de Monumento Nacional, Carlos Enríquez vivió los últimos 18 años de su vida, desde 1939 hasta su muerte ocurrida el 2 de mayo de 1957.

 

 

 

 

 

 

 

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