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publicado el 16/10/2025 06:30 am

La firmeza de Fidel reflejada en la “Historia Me Absolverá”

El 16 de octubre de 1953 en condiciones extremadamente difíciles, ya que estaba prácticamente aislado, rodeado de soldados, Fidel Castro expuso su alegato calificado después como la Historia me absolverá, en el juicio que se le reanudó por haber organizado y dirigido los asaltos a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y el Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo.

Precisamente en la parte final de su intervención, Fidel detalló que no pedía su libertad cuando ya sus compañeros estaban sufriendo en Isla de Pinos la ignominiosa prisión, e indicó que lo enviaran junto a ellos a compartir su suerte.

Precisó la firmeza con que encaraba los peligros que le acecharían en el presidio:

Fidel se convirtió de acusado en acusador en el juicio del “Moncada”, al exponer en forma vibrante su alegato.

El juicio inicialmente comenzó el 21 de septiembre en una sala del Palacio de Justicia de Santiago de Cuba.

Teniendo en cuenta su condición de abogado, Fidel solicitó al tribunal que lo autorizase a asumir su propia defensa, lo cual le fue concedido.

El objetivo de Fidel realmente era poder, con las preguntas que les hacía a los oficiales de la dictadura batistiana que eran citados a declarar en el proceso, demostrar los crímenes cometidos contra una gran cantidad de los que participaron en los asaltos a las fortalezas militares de Santiago de Cuba y Bayamo el 26 de julio de 1953.

Para evitar que pudiera seguir haciendo eso, la dictadura batistiana, a través de un ardid, haciendo creer que estaba enfermo, determinó que Fidel fuera sacado del proceso judicial.

Y no fue hasta el 16 de octubre que se le culminó el juicio en una sala de enfermeras del hospital “Saturnino Lora”.

En la intervención realizada, Fidel señaló que nunca un abogado había  tenido que ejercer su oficio en tan difíciles condiciones, ni nunca contra un acusado se había cometido tal cúmulo de abrumadoras irregularidades.

Fidel denunció, además,  en forma enfática la caótica situación de la nación cubana en esos instantes,  y los crímenes cometidos por los soldados de la dictadura contra los compañeros suyos, que resultaron capturados el propio 26 de julio de 1953 y en los días siguientes.

También expuso un programa revolucionario en el que se detallaban un grupo de leyes de beneficio popular que se tenía previsto poner en práctica si se hubiera logrado  derrocar al régimen dictatorial y se hubiese establecido en el país un gobierno democrático.

En La Historia me absolverá Fidel calificó a José Martí como el autor intelectual de las acciones llevadas a cabo el 26 de julio de 1953

Él llegó a señalar con singular determinación: Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos.” 

También Fidel citó principios expuestos por Martí, entre ellos uno en el que analizó la postura que debían asumir los que estaban dispuestos a luchar contra todo tipo de injusticia.

Recordó que Martí había señalado que un hombre que se conforma con obedecer leyes injustas y permite que le pisen el país en que nació los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado.  

Detalló que Martí había dicho que en el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro como ha de haber cierta cantidad de luz y que cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres y que esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que le roban a los pueblos su libertad, que es robarle a los hombres su decoro.

Y agregó al recordar lo que Martí había manifestado sobre el tema: “En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana...”  

Fidel igualmente expresó que las acciones realizadas el 26 de julio de 1953 tuvieron lugar en el año que se cumplía el centenario del natalicio de José Martí.  Sobre el particular, puntualizó:

“Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la Patria. ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!”

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