
Bioinsumos: Respuesta cubana ante la escasez de fertilizantes químicos
En los últimos años, ante la crisis de productos agrícolas como los fertilizantes y plaguicidas, ha crecido en el país una alternativa que ya no es solo una opción, sino una urgencia: los bioinsumos.
Se trata de productos elaborados a partir de organismos vivos o sustancias naturales que ayudan a mejorar el rendimiento de los cultivos, protegerlos de plagas y enfermedades, y nutrir los suelos sin dañar el entorno. Son bacterias, hongos, extractos vegetales… pero también conocimiento, ciencia, tradición y comunidad.
Varias entidades y productores locales elaboran biofertilizantes, bioplaguicidas y bioestimulantes, como parte de la política nacional de soberanía alimentaria y desarrollo sostenible.
Sobre este proceso, sus desafíos, avances y potencialidades, Cubadebate conversó con Dagoberto Rodríguez Lozano, director de Suelos y Fertilizantes del Ministerio de la Agricultura y responsable del Programa de Bioinsumos.
Explicó que el país cuenta "con un programa para agrupar la estrategia de producción, tanto a nivel nacional como local (Programa de Bioinsumos).
La combinación entre plantas industriales y producciones artesanales, dijo, permite responder a las demandas de los campesinos, asegurando un mínimo de nutrientes para que los cultivos alcancen un rendimiento razonable, y paliando la escasez de fertilizantes químicos.
“En ese proceso, se elaboran biofertilizantes, bioestimulantes y bioplaguicidas. Los primeros están compuestos por microorganismos, capaces de poner a disposición de la planta los nutrientes que ya existen en el suelo o se pueden fijar desde la tierra; los segundos ayudan a los cultivos a resistir mejor las condiciones adversas, como el déficit hídrico o la escasez de nutrientes; y los terceros los protegen frente a las enfermedades.
“También hay productos que fortalecen a los enemigos naturales de las plagas. Son insectos benéficos que se crían en plantas de producción, y luego protegen las siembras, a través del control biológico.
“Hoy tenemos ocho biofertilizantes, seis bioestimulantes y 23 bioplaguicidas registrados, todos desarrollados por centros de investigación cubanos”.
Añadió que Cuba no cuenta con producciones propias de fertilizantes químicos: siempre ha dependido de las importaciones, que han sido prácticamente nulas en los últimos seis años, por la escasez de recursos financieros.
“Esa situación y el propósito de cambiar la matriz agrícola hacia prácticas más amigables con el medio ambiente han sido impulsos fundamentales del Programa de Bioinsumos, cuyas bases se fomentaron desde los años 80.
“Lo anterior no quiere decir que renunciemos completamente a los químicos o neguemos su importancia, porque hay cultivos de alto rendimiento que siempre necesitarán algún nivel de fertilización de este tipo, para generar buenas producciones en un corto período de tiempo.
Según puntualizó el especialista, la falta de disponibilidad de fertilizantes químicos " ha menguado los rendimientos en toneladas por hectárea de la mayoría de cultivos que tenían una alta protección, como el arroz, cuyo rendimiento cayó en casi un 50%. Algo parecido ocurrió con el frijol, el maíz, el plátano y otros con alto potencial."
“No obstante, hemos podido sostener cierta producción gracias a los bioproductos, que, al ser más asequibles, también suponen un menor costo por hectárea de los cultivos.
—Existe una infraestructura nacional en el Ministerio de la Agricultura, con las plantas de Labiofam, y en el Grupo Azucarero (Azcuba), donde se emplean las capacidades instaladas en los centrales para la elaboración de bioproductos.
“Un eslabón importante son las pequeñas plantas de los centros de investigación, porque para hacer la labor industrial primero debemos contar con las cepas y los microorganismos formados en el laboratorio. Destacan en ese sentido el Instituto de Suelo, el Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal, el Instituto de Agricultura Tropical, entre otros.
“La infraestructura está lista, pero actualmente posee limitaciones, porque depende mucho del flujo de energía eléctrica y los apagones implican pérdidas de producción.
“Pese a esas condiciones, en lo que va de año se han logrado producir biofertilizantes y bioestimulantes para unas 212 000 hectáreas de cultivo”.
—Existen pequeñas capacidades artesanales creadas por los propios campesinos para sus cultivos. Bajo ese mecanismo se produce, por ejemplo, humus de lombriz, a partir de estiércol y abonos orgánicos.
“Hemos duplicado las producciones locales, en relación con igual período de 2024, y estamos desarrollando la logística para llevar esta iniciativa a más agricultores”.
¿En qué por ciento está cubierta actualmente la demanda de bioinsumos?
Con las producciones actuales de bioproductos industriales debemos cubrir entre un 45 y 50% de la demanda nacional, informó, y precisó que han decidido priorizar los principales cultivos que sustituyen importaciones, como el arroz y el maíz.
“Estamos creando tiendas especializadas dentro del sistema logístico de Gelma, Labiofam y el propio Azcuba, que comienzan en provincias como Sancti Spíritus, Cienfuegos, Ciego de Ávila y Granma. En ellas, los vendedores deben tener preparación técnica para explicar las características de sus bioproductos, teniendo en cuenta que muchos son novedosos y el público los desconoce.
“Estamos pensando para que los propios campesinos se abastezcan, y quienes no tengan la posibilidad de generar sus compuestos, los compren directamente en empresas locales, sin necesidad de una logística intermedia.
(Con información de Cubadebate)