En La Habana, la población ha experimentado profundas transformaciones demográficas desde 1959, reflejando tendencias nacionales como el envejecimiento acelerado, la baja natalidad y la migración. Tras la Revolución, las políticas sociales elevaron la esperanza de vida y redujeron la mortalidad infantil, pero en los últimos años algunos indicadores, como la mortalidad infantil, han mostrado señales de deterioro.

El municipio Plaza de la Revolución destaca como uno de los más envejecidos del país, evidenciando el marcado proceso de envejecimiento poblacional en la capital. La Habana, junto a otras provincias, ha registrado un notable decrecimiento poblacional recientemente, influido tanto por el saldo migratorio negativo como por el hecho de que las defunciones superan a los nacimientos.

La migración, especialmente de personas en edad productiva y reproductiva, y la baja tasa de fecundidad, han contribuido a que la población de la ciudad se reduzca y envejezca. Esto plantea desafíos crecientes en la atención sanitaria, el sistema de pensiones y la necesidad de desarrollar servicios integrales de cuidado para adultos mayores. La capital, como el resto del país, enfrenta el reto de crear condiciones para que los jóvenes encuentren oportunidades y realización personal, en un contexto donde la población tiende a concentrarse en áreas urbanas, a decrecer y a envejecer progresivamente.
Uno de los aspectos más positivos de este proceso es la incorporación de nuevas tecnologías, como sistemas de GPS y georreferenciación, que permitirán ubicar con exactitud cada dato recogido y aumentar el valor de la información estadística. Esta modernización facilitará la identificación de zonas con necesidades específicas, apoyando la toma de decisiones más acertadas para el bienestar de los ciudadanos.

El registro previo avanza con tecnología y participación ciudadana

La Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) y su equipo en La Habana destacan la importancia de la participación ciudadana y la transparencia en cada etapa, desde el registro previo hasta el levantamiento censal. Además, se prevé la realización de un ensayo censal para garantizar la calidad y fluidez del proceso antes de la etapa definitiva.

Según se ha explicado en medios oficiales y espacios de divulgación, el censo permitirá conocer con mayor precisión la estructura por edades, la distribución de la población y las condiciones de vida en los municipios habaneros, aspectos fundamentales para planificar políticas públicas ante el envejecimiento, la migración y la baja natalidad que caracterizan hoy a la capital.

Expertos y autoridades insisten en que este esfuerzo colectivo será esencial para diseñar estrategias de desarrollo social, económico y de atención a los adultos mayores, así como para actualizar los servicios y programas que demanda la población de La Habana. La ciudad, con su activa participación en el registro previo y la apertura a la colaboración de jóvenes y profesionales, se posiciona como ejemplo en la preparación de un censo que será vital para su futuro.

Fuente: Cubadebate