Hoy, 20 de mayo, se celebra el Día Mundial de las Abejas, una efeméride establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 2017. La fecha fue elegida en honor al nacimiento de Antón Janša, pionero esloveno de la apicultura moderna, reconociendo así la importancia histórica y actual de estos polinizadores esenciales.

Las abejas y otros polinizadores —como mariposas, colibríes y murciélagos— desempeñan un papel fundamental en la reproducción de cerca del 90% de las plantas con flores y en la producción de aproximadamente el 75% de los cultivos alimentarios del mundo. Gracias a su labor de polinización, se garantiza la diversidad genética de las plantas, la calidad y cantidad de los frutos, y la estabilidad de los ecosistemas. Además, su presencia es un indicador de la salud ambiental, ya que reflejan el equilibrio y la calidad de los ecosistemas locales.

Amenazas crecientes

Las abejas enfrentan múltiples amenazas, muchas de ellas agravadas en los últimos años. Entre los factores más conocidos se encuentran el uso indiscriminado de pesticidas, la pérdida y fragmentación de hábitats, los monocultivos, la contaminación, la introducción de especies invasoras y el cambio climático. Estudios recientes advierten sobre nuevas amenazas emergentes, como la contaminación por microplásticos, la luz artificial nocturna, la exposición a cócteles de pesticidas, la contaminación por antibióticos y los incendios forestales cada vez más frecuentes. Estas presiones han provocado un declive alarmante en las poblaciones de abejas, llegando incluso a la extinción de algunas especies.

La polinización es un proceso clave para la producción de alimentos y la conservación de la biodiversidad. Sin abejas, cultivos como manzanas, almendras, café y muchos otros estarían en riesgo de desaparecer, lo que afectaría gravemente la economía global y la nutrición humana. Según la FAO, la polinización adecuada puede aumentar el rendimiento agrícola hasta en un 24% y representa un valor económico superior a 200 mil millones de dólares al año.

La protección de las abejas requiere un enfoque integral y sostenible. Algunas acciones recomendadas incluyen:

• Reducir el uso de pesticidas y optar por prácticas agrícolas respetuosas con la naturaleza, como la agroecología y el manejo integrado de plagas.

• Fomentar la biodiversidad en jardines y campos, plantando flores autóctonas y evitando los monocultivos.

• Apoyar a los apicultores locales y consumir miel producida de manera sostenible.

• Promover la educación y la conciencia pública sobre la importancia de los polinizadores y los desafíos que enfrentan.

Más allá de la miel.

El valor de las abejas va mucho más allá de la miel que producen. Son piezas clave para la seguridad alimentaria, la biodiversidad y el equilibrio de los ecosistemas. Su protección es una responsabilidad compartida que beneficia a toda la humanidad y al planeta.

En este Día Mundial de las Abejas, recordemos que protegerlas es proteger nuestro futuro.