
Cuba vibró durante aquella huelga del 9 de abril de 1958
El 9 de abril de 1958 como parte de las acciones para propiciar el desarrollo de la lucha contra el régimen dictatorial existente en Cuba se realizó una huelga revolucionaria que tuvo repercusión tanto en La Habana como en otros lugares de Cuba, muy especialmente en Sagua la Grande, en la entonces provincia de Las Villas.
Un gran número de combatientes revolucionarios, en su gran mayoría jóvenes obreros y trabajadores humildes, intentaron paralizar a la nación y desatar un movimiento de masas que propiciara la desarticulación de la dictadura militar reaccionaria que se había instaurado en el país tras el golpe de estado que tuvo lugar el 10 de marzo de 1952.
En los primeros meses de 1958 integrantes de la dirección del Movimiento 26 de Julio que radicaban y llevaban adelante la lucha clandestina en ciudades y poblados estimó que estaban creadas las condiciones para desatar una huelga general revolucionaria en todo el país.
En esos momentos la insurrección contra la tiranía batistiana vivía un momento de auge ya que en la Sierra Maestra los miembros del Ejército Rebelde, encabezados por Fidel Castro, habían obtenido una importante victoria en la batalla de Pino del Agua, el 16 febrero de 1958 y ya en el mes de marzo se habían constituido el Segundo y el Tercer Frente lo cual amplió el radio de acción de los combatientes rebeldes en la provincia de Oriente.
En la estrategia del movimiento revolucionario, la realización de una huelga general en todo el país, acompañada por acciones armadas, provocaría la aniquilación del régimen dictatorial.
El 9 de abril en correspondencia con el llamado a la huelga realizado a través de una trasmisión por una emisora de radio de alcance nacional se realizaron acciones armadas en numerosas ciudades, aunque el mayor despliegue tuvo lugar en la ciudad de Sagua la Grande.
No obstante factores de orden táctico y organizativo malograron el éxito de esa huelga, la que fue reprimida por las fuerzas de la dictadura, lo cual ocasionó una gran cantidad de muertos y heridos.
En La Habana incluso se produjo el asesinato del joven revolucionario Marcelo Salado.
La frustración de esta huelga fue uno de los reveses más serios de la lucha insurreccional.
El 14 de abril de 1958 Fidel realizó una primera intervención especial a través de Radio Rebelde, emisora que había comenzado sus trasmisiones desde hacía casi dos meses en la Sierra Maestra.
Fidel se refirió al fracaso de la huelga y precisó cómo había que prepararse para enfrentar la posible ofensiva que pudiera llevar a cabo la dictadura a partir de ese instante con el propósito de exterminar la lucha revolucionaria en todo el país.
Precisó que sobre el montón de cadáveres con que la dictadura ahoga en sangre la huelga no se puede mantener en el poder ningún gobierno, porque los centenares de jóvenes y obreros asesinados en esos días y la represión sin precedente desatada contra el pueblo, no debilitaba la Revolución, “sino que la hace más fuerte, más necesaria, más invencible.”
Fidel convencido agregó:
“La sangre derramada hace más grande el valor y la indignación, que cada compañero caído en las calles de las ciudades y en los campos de batalla despierta en sus hermanos de ideal un deseo irrepetible de dar también la vida, despierta en los tibios el sentimiento de la patria que se desangra por su dignidad, despierta en todos los pueblos de América la simpatía y la adhesión.”
Ni las fuerzas represivas del régimen, ni su legión de confidentes y traidores podían contrarrestar el avance revolucionario, enfatizó Fidel. Y aseguró al pueblo de Cuba que la Sierra Maestra sería una fortaleza invencible y que los rebeldes mantenían el juramento “de que la patria será libre o morirá hasta el último combatiente.”
Varias semanas después, exactamente el tres de mayo de 1958, convocado por Fidel se realizó en la Sierra Maestra una reunión con los dirigentes del Movimiento 26 de Julio para no sólo analizar lo de la huelga sino sobre todo coordinar un plan de acción a realizar de inmediato que garantizase la continuidad de la guerra.
Y esto se hizo realidad en el transcurso de los siguientes meses de 1958. Primero los integrantes de la tropa rebelde en las montañas orientales fueron capaces de hacerle frente y derrotar la gran ofensiva desatada por la dictadura batistiana.
Seguidamente se produjo la invasión de las Columnas encabezadas por los Comandantes Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara que se trasladaron desde la Sierra Maestra hasta la provincia de Las Villas, en la zona central de Cuba.
A su vez continuó la lucha clandestina en ciudades y poblados y también se abrieron otros frentes en distintos lugares.
Tras haberse producido el triunfo de la Revolución, en enero de 1959, en ocasión de conmemorarse el primer aniversario de la huelga del 9 de abril, Fidel habló en La Habana en esa fecha en un acto efectuado en La Alameda de Paula.
Entonces expuso:
“Hace un año, un día como hoy, esta ciudad, estas mismas calles estaban bajo el terror. Desde allá, desde la Sierra Maestra, donde también pasamos por el dolor de aquel 9 de abril, imaginábamos la capital de la República y a todos los pueblos de Cuba en aquella noche triste del 9 de abril, en aquella noche triste después de la derrota, en aquella noche triste que significó uno de los momentos más duros de la Revolución Cubana. Me imaginaba estas calles, estas calles que ustedes vieron, me imaginaba aquellas perseguidoras, aquellos carros cargados de criminales, aquellos carros repletos de cadáveres y aquel minuto de escepticismo general que sigue a las grandes derrotas, no era la única que hubo de sufrir la revolución”.
Tras recordar que durante el desarrollo de la lucha revolucionaria hubo que encarar momentos difíciles, Fidel también detalló:
“No fue el triunfo del pueblo un triunfo fácil. Muchas veces hubo de sufrir nuestro pueblo la humillación de la derrota y la represión que siguió a cada una de esas derrotas. Bueno es recordar también, cómo se superaba el pueblo a cada una de ellas, porque si bien es cierto que fueron amargas y que muchos hombres valerosos cayeron, también es cierto que nuestro pueblo se hizo un propósito y que ese propósito se cumplió a pesar de todos los reveses.”
Fidel, en otra parte de su histórica intervención manifestó:
… los pueblos que aprenden de los acontecimientos históricos pueden seguir adelante, muy lejos en la marcha hacia el futuro.
… Es bueno recordar las horas difíciles, enfatizó Fidel, porque hay dos clases de hombres, hay dos clases de ciudadanos: Los que permanecen firmes en las horas difíciles y los que se acobardan en las horas difíciles; dos clases de pueblos: los que creen en las horas difíciles y los que pierden la fe en los momentos difíciles…
Esta expresión de nuestro líder histórico en esa oportunidad mantiene total vigencia y los cubanos con firmeza encaramos hoy otros retos, limitaciones y problemas con la plena convicción de que mediante la unidad, el trabajo cotidiano y la entereza propiciaremos el desarrollo contínuo de la Revolución y la construcción de la sociedad socialista.
Baste recordar que al hacer referencia a las características del pueblo cubano Fidel señaló en La Habana en aquel memorable acto efectuado el 9 de abril de 1959:
“El pueblo de Cuba debe saber que la revolución es lucha, que la palabra lucha no debe asustar a un pueblo. Lucha es una palabra de timbre de orgullo para cualquier pueblo que tenga que luchar por defender la revolución.”