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El desembarco de los expedicionarios del Granma y el Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias

Este 2 de diciembre como homenaje a la fecha que en 1956 se produjo la llegada a Cuba a de los 82 expedicionarios del yate Granma, encabezados por  Fidel, se celebra el Día de las Fuerzas  Armadas Revolucionarias (FAR)

La expedición del yate Granma no fue un hecho casual ni aislado, sino algo bien concebido,  cuidadosamente preparado.   Tuvo como antecedente  lo realizado el 26 de julio de 1953 cuando un grupo de combatientes revolucionarios, también dirigidos  por Fidel, realizaron el asalto a los cuarteles “Moncada”, en Santiago de Cuba, y “Carlos Manuel de Céspedes”, en Bayamo.

En esa ocasión las acciones no culminaron en el éxito esperado al fallar la toma por sorpresa de las respectivas instalaciones militares. Tras  verse forzado a retirarse del cuartel Moncada y llegar nuevamente a la granjita Siboney, situada en las afueras de Santiago de Cuba, Fidel instó a un grupo que había retornado a ese lugar a que lo siguieran para dirigirse hacia las zonas montañosas de la provincia de Oriente  con el objetivo de proseguir la lucha.

Fue secundado por algunos, pero en los días siguientes por el desconocimiento de la zona, el cansancio y el peligro de la persecución de las tropas de la dictadura, que desataron una feroz represión y asesinaron a muchos de los participantes en la acciones, el grupo se fue reduciendo y finalmente Fidel en unión de otros dos compañeros cuando se hallaban durmiendo en un bohío deshabitado fueron sorprendidos por los soldados y capturados. Fidel no fue asesinado debido a la digna y firme actitud del teniente Pedro Sarría, quien condujo a los que había hecho prisioneros directamente hacia el Vivac de Santiago de Cuba.

Semanas después los combatientes revolucionarios fueron juzgados y condenados a presidio. Fidel fue separado del juicio para evitar que pudiera seguir desenmascarando los crímenes cometidos por los soldados de la tiranía contra sus compañeros. Finalmente fue juzgado en medio de un gran aislamiento. Con singular entereza él pronunció su alegato conocido después con la frase que lo concluyera: La Historia me Absolverá.

Tras ser condenado fue trasladado hacia el presidio en Isla de Pinos. Para él fue  una etapa de preparación para cuando fuera posible reanudar la lucha contra la dictadura. Encaró con firmeza todo lo que hicieron los directivos del penal para tratar de doblegarlo.

Los preparativos para la lucha contra Batista

En 1955 el régimen dictatorial intentó engañar al pueblo con la convocatoria de elecciones y a su vez anunció una amnistía general, aunque inicialmente ésta no se aplicaría en los casos de los combatientes revolucionarios que se hallaban en el Presidio Modelo de Isla de Pinos.

Y desde la prisión Fidel igualmente combatía y fijaba su posición de principios en una carta que envía a la dirección de la Revista Bohemia y que salió publicada el 25 de marzo de 1955: Fidel  denunció las maniobras del régimen que pretendía con el anuncio de una supuesta amnistía lograr la claudicación de la entereza mantenida por los encarcelados.

En su misiva Fidel señaló categóricamente:   “A cambio de nuestra libertad no daremos, pues, ni un átomo de nuestro honor”.

Ante la presión de varios sectores del pueblo y para tratar de mejorar su imagen ante la opinión pública, el dictador  se ve forzado a incluir en la amnistía a los combatientes revolucionarios

El 15 de mayo de 1955 Fidel y sus compañeros salen del presidio. De Isla de Pinos viajan hacia Batabanó y después se dirigen hacia La Habana. Fidel reafirmó entonces su decisión de continuar la lucha.  En el periódico “La Calle” se publicó un manifiesto suyo en el que señaló en uno de sus párrafos:

“Nuestra libertad no será de fiesta o descanso sino de lucha y deber, de batallar sin tregua desde el primer día, de quehacer ardoroso por una patria sin despotismo ni miseria, cuyo mejor destino nada ni nadie podrá cambiar.”

Tras su salida del presidio de inmediato Fidel se dedica a reorganizar el Movimiento revolucionario  que años atrás había creado. En una reunión efectuada  en el mes de julio en La Habana en la calle Factoría número 62 se reúne con varios compañeros suyos. Se decide denominar al Movimiento como  26 de julio en recordación y homenaje a la fecha en que fueron realizados los ataques a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. Se constituye, además, su dirección encabezada por Fidel e integrada también por otros seis miembros de la organización.

El Movimiento 26 de Julio en México

Al estar consciente que en Cuba podría estar muy limitado por la persecución de la que era objeto por parte del régimen batistiano, sale hacia México para desde allí organizar lo que posteriormente sería la expedición del yate Granma. Llega primero a Mérida, Yucatán. Tras una breve escala sigue hacia Veracruz y finalmente  Ciudad México. Se mantiene al tanto de la situación en Cuba e incluso escribe varias cartas.

Más allá de la labor que llevaba a cabo en México, Fidel también decidió hacer un recorrido por varias ciudades norteamericana para tratar de conseguir el apoyo de otros cubanos interesados en combatir a la dictadura batistiana.

El 20 de octubre de 1955 inició un recorrido por el territorio de Estados Unidos. Visita primero a la ciudad de Filadelfia y después viajó a Nueva York, donde llegó el 23.  El recorrido Fidel lo realizó en compañía de Juan Manuel Márquez, quién posteriormente fue el segundo jefe de la expedición del yate Granma..

El 30 de octubre alrededor de 800 cubanos se congregaron en el salón de reuniones del hotel Palm Garden, situado en la calle 52 y Avenida Octava, en Manhattan, Nueva York, para escuchar las palabras de Fidel.

En el acto efectuado en dicha ciudad estadounidense Fidel señaló:

 “Puedo informarles con toda responsabilidad que en el año 1956 seremos libres ó seremos mártires. Esta lucha comenzó para nosotros el 10 de marzo, dura ya casi cuatro años y terminará con el último día de la dictadura ó el último día nuestro”.

Tras el éxito logrado en Nueva York y otras ciudades del norte de Estados Unidos Fidel se trasladó hacia el sur, al estado de la Florida donde también se concentraban grupos de emigrados cubanos.

Con posterioridad viajó a Tampa y Cayo Hueso donde cientos de cubanos, de pie y a la intemperie, permanecieron hasta altas horas de la noche para escuchar la palabra vibrante del dirigente del Movimiento 26 de julio.

El 10 de diciembre, en su viaje de regreso a México, en la Isla Nassau Fidel firma el Manifiesto Número dos del Movimiento 26 de julio al pueblo de Cuba.

En este documento que fue impreso en México hizo constar que el panorama cubano se despejaba. Planteó que los hechos les estaban dando la razón, y detalla toda una serie de cuestiones que sucedían en Cuba.

Durante el año 1956 Fidel siguió trabajando intensamente en la preparación de los que se habían integrado al grupo revolucionario encabezado por él para poder después trasladarse hacia Cuba y reanudar la lucha contra la dictadura batistiana.

En ese empeño tuvo que encarar diversas dificultades, incluso  su detención en Ciudad México y la de muchos de sus compañeros y la ocupación del rancho donde realizaban los entrenamientos  

Pero una vez liberado, gracias a las gestiones realizadas por el prestigioso General Lázaro Cárdenas,  reanudó su labor en forma más intensa.

Desde Tuxpan a Las Coloradas

Tras haber logrado la adquisición del yate “Granma” y contar con algunas armas y otros recursos mínimos tomó la decisión de realizar la expedición hacia el territorio cubano.

En horas de la madrugada del 25 de noviembre de 1956 el yate “Granma” iniciaba la travesía, con su proa hacia la historia. Las condiciones del tiempo no eran las adecuadas, pero aún así se inició la travesía. En los siguientes días los expedicionarios tuvieron que enfrentar momentos difíciles, incluso hasta  de un posible naufragio.

El 30 de noviembre creció la expectativa de los expedicionarios por llegar a Cuba al escuchar a través de la radio lo que sucedía en Santiago de  Cuba. Ese día integrantes del  Movimiento 26 de Julio en la  provincia de Oriente, dirigidos por Frank País, realizaron un levantamiento y atacaron varias instalaciones militares de la ciudad.  Esto formo parte del plan que se había concebido. Se tenía previsto   que tuviera lugar el mismo día que se produjera la llegada de los expedicionarios, pero esto no fue así porque la travesía del yate demoro más de lo calculado debido a lo sobrecargado  que estaba.

En la embarcación Fidel les habló a los expedicionarios, detalló cómo seria la organización del grupo, los tres Capitanes  y como se conformarían las escuadras y pelotones.

El primero de diciembre de 1956 el yate Granma ya está más próximo a territorio cubano en su parte suroriental.  Pero ese día se produjo en horas de la noche  otra situación  que retrasó la llegada a Cuba. Uno de los expedicionarios que se había subido en la parte superior del yate para tratar  de atisbar alguna luz de un faro perdió el punto de apoyo del pie y cayó al agua.

Fidel ordenó que no se podía dejar al compañero abandonado, aunque fue bastante difícil lograr encontrarlo por la oscuridad existente. Tras haberse logrado el rescate del expedicionario  y que ya faltaba poco tiempo para que amaneciera y que el Granma podría ser detectado por la aviación o los guardacostas  de la marina de Batista,  y también ante la certeza que ya escaseaba el combustible y que la embarcación  podía quedarse parada lejos de la costa de Cuba, Fidel ordena al timonel del yate: “¡Pues dale para tierra a toda velocidad.”

Fidel al hablar  años después, en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, en Santiago de Cuba el dos de diciembre del 2001 en el acto por el aniversario 45 del desembarco de los expedicionarios del yate Granma,  lo describió así:

“ El Granma toca fango y se detiene a 60 metros de la orilla. Desembarco de hombres y armas. Duro avance por el agua sobre fango movedizo que amenazaba tragarse a los hombres sobrecargados de peso. La orilla era aparentemente sólida, pero metros después un terreno fangoso similar al anterior en extensa laguna costera se interponía entre el punto de arribo y la tierra sólida. Casi dos horas duró la travesía de aquel infernal pantano. Acabando de arribar a terreno firme, se escuchan ya los disparos de un arma pesada contra el área de desembarco en las proximidades del solitario Granma. Había sido avistado y comunicada su presencia al mando enemigo, que reaccionó de inmediato atacando por mar la expedición y ametrallando por aire la zona hacia donde marchaba la pequeña fuerza expedicionaria: 82 hombres. Nada añado sobre la debilidad, el cansancio físico y el hambre de siete días. No hace falta dramatizar lo que obviamente fue dramático, pero soportable para hombres dispuestos a ser libres o mártires, como había sido prometido.”

El desembarco de los expedicionarios del yate Granma marcó el reinicio de la lucha revolucionaria que durante algo más de dos años se fue desarrollando hasta lograr la aniquilación de la dictadura batistiana y el triunfo de la Revolución.  

En la actualidad, desde hace varios decenios, en La Habana el histórico yate Granma  se puede apreciar en el Memorial que se identifica con el nombre de la embarcación. Ese Memorial se localiza adjunto al Museo de la Revolución.

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