
José Martí: “... ha de irse al teatro como a fuente de virtud”
Más allá de sus cualidades como patriota y su quehacer como poeta y periodista, y en otras funciones como cónsul de países latinoamericanos, José Martí también se destacó por exponer consideraciones sobre distintas manifestaciones artísticas, tales como la música, la danza, la pintura, la escultura y el teatro.
Con respecto al teatro en específico trató en un trabajo publicado en la Revista Universal, de México, el 11 de mayo de 1875, en el que precisó que “derrama su influencia en los que, necesitados de esparcimiento, acuden a él.”
También en ese material detalló que el teatro es copia y consecuencia del pueblo y añadió: “Un pueblo que quiere ser nuevo, necesita producir un teatro original.”
El 4 de agosto de 1875, igualmente en la Revista Universal afirmó que el teatro no es más que el conjunto de algunos sueños y el reflejo de algunas ideas, mientras que en la edición del 10 de septiembre de ese año de la citada publicación mexicana, aseguró: “El teatro tiene un hermoso privilegio: hace amena y gustos a la enseñanza.”
Para Martí, según expuso en un comentario sobre la obra “El libro Talonario” de José Echegaray, publicado en la Revista Universal el 9 de noviembre de 1875 “el éxito de la obra dramática consiste en su mayor identificación con el público, y el espíritu alto tiene que descender y reducirse hasta y el sentimiento comunes.”
También al exponer consideraciones sobre la obra dramática “Los Maurel”, de Roberto Estevez, en un trabajo reflejado en la Revista Universal, en la edición del 4 de enero de 1876, Martí significó: “…es autor dramático el que concibe, desarrolla y resuelve en forma racional y por accidentes lógicos una acción puramente estética o humanamente viable.”
Varios años después Martí además opinó en torno a los que acudían a disfrutar alguna obra en un teatro.
Precisó en el trabajo titulado Francia, publicado en Nueva York en 1882, que ha de irse al teatro como a fuente de virtud: a templar el alma para lo difícil, a no perder el hábito de lo heroico, a familiarizarnos con lo extraordinario, de que la faena diaria nos aparta, a cobrar fuerzas.
José Martí, durante su breve pero fecunda existencia creó varias obras de teatro.
La primera fue su drama en verso titulado Abdala, publicado el 23 de enero de 1869, en el primer y único número del periódico La Patria Libre.
Tenía Martí tan sólo 15 años cuando escribió esta obra en la que patentizó el simbolismo que le daba salir a combatir y a morir en defensa de su tierra natal por parte de un joven valeroso identificado como Abdala.
La obra comienza cuando el senador le comunica a Abdala que un feroz y necio conquistador amenaza, y que había enviado un emisario reclamando que se rindiese fuego y aire, tierra y agua.
Ante esa noticia el personaje Abdala responde con firmeza:
Pues decidle al tirano que en la Nubia
Hay un héroe por veinte de sus lanzas:
Que del aire se atreva a hacerse dueño:
Que el fuego a los hogares hace falta:
Que la tierra la compre con su sangre:
Que el agua ha de mezclarse con sus lágrimas.
Y en la parte final se describe la emoción que sentía el joven Abdala, mortalmente herido, al saber que el agresor había sido derrotado.
Posteriormente Martí escribió otras obras, las identificadas como Adúltera, Amor con amor se paga, que resultó representada en México el 19 de diciembre de 1875 y el drama indio Patria y Libertad.
Adúltera fue concebida por Martí durante su permanencia en España, en el período comprendido entre 1871 y 1874. Está estructurada en tres actos y aparecen cuatro personajes: el marido, su mujer, el amante y un amigo. La trama de la citada obra gira en torno a un amor completamente lleno de dudas.
Al hacer referencia a Adúltera, en unas notas que escribió algún tiempo después de haberle enseñado dicha obra a varios de sus amigos, Martí llegó a señalar: “Todos presentan este amor simpático: yo lo presento repugnante. Todos, contagiados del espíritu infame, lo hacen natural, y en cierto modo lógica consecuencia de pasiones atenuantes del amor de la mujer. Yo lo hago, como casi siempre es: frío, brutal y carnal.”
En la parte final de su análisis relacionado con su obra Adúltera, Martí igualmente manifestó cuál había sido su propósito esencial cuando creó este drama. Él planteó: “¡Yo no he querido más que pintar una pasión, en bella forma, con moral objeto!”
Amor con amor se paga fue elaborada por él en México, poco tiempo después de haber llegado a este país en 1875. Dicha obra resultó representada en un teatro de la capital mexicana en ese mismo año, exactamente en el mes de diciembre. En esta obra de Martí un hombre y una mujer dialogan en torno al proverbio Amor con amor se paga.
La cuarta y última de las obras de teatro escritas por Martí fue el drama indio que creó durante su estancia en Guatemala, entre 1877 y mediados de 1878, y que tituló Patria y Libertad. Está integrada por dos actos, los que a su vez se hayan conformados por varias escenas. La obra Patria y Libertad es movida, de carácter épico, en la que se evidencia el amor de Martí por lo que él catalogara como Nuestra América.
También se refiere a la explotación del indio por el régimen colonial y el clero español y refleja en forma elocuente el patriotismo y las ansias de libertad e independencia.