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publicado el 01/09/2025 08:47 am

La educación en la vida y obra del pueblo cubano

Se inicia este primero de septiembre el curso escolar correspondiente al periodo comprendido entre la etapa final del presente año y el primer semestre del 2026.

La educación, que como afirmara José Martí es preparar a los seres humanos para la vida, tiene en Cuba desde hace más de 65 años una especial connotación.

Se tiene en cuenta lo detallado al respecto por grandes figuras históricas de Cuba, como son los casos de José Martí y de Fidel Castro respectivamente, así como de connotados pedagogos, maestros y directivos del sector para garantizar la impartición de la enseñanza en forma gratuita y sistemática a centenares de miles de personas, desde niños hasta adultos mayores.

José Martí, por ejemplo,  señaló que el pueblo más feliz es el que tenga mejor educado a sus hijos en la instrucción del pensamiento y en la dirección de sus sentimientos.

Él le concedió gran importancia  a la necesidad que tienen los hombres y mujeres de cultivar su inteligencia y  de superarse en forma constante.

Precisamente sobre esto llegó a afirmar en 1875 que no fructifica la educación si no es continua y constante, y casi 14 años más tarde volvió a patentizar que la educación empieza con la vida y no acaba sino con la muerte. 

Ya desde 1878 Martí había expuesto que  la instrucción abriendo a los hombres vastos caminos desconocidos, les inspira el deseo de entrar por ellos.

Cinco años después en otra de sus reflexiones sobre la relevancia de la educación y lo que esta representa para los seres humanos, precisó  en un trabajo titulado Escuela de electricidad,  publicado en La América, en Nueva York, en noviembre de 1883: “Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente hasta el día en que vive: es ponerlo al nivel de su tiempo: es prepararlo para la vida.”

Martí consideró a la educación como un árbol y al respecto precisó que se siembra una semilla y se abre en muchas ramas.

También tuvo en cuenta que un pueblo instruido será siempre fuerte y libre y  abogó por el desarrollo de la educación para todos los seres humanos, sin distingo de razas o sexos ya que manifestó: “Si la educación de los hombres es la forma futura de los pueblos, la educación de la mujer garantiza y anuncia los hombres que de ella han de surgir.”

Igualmente patentizó el compromiso que tenían todos los seres humanos de contribuir al desarrollo de la educación de sus semejantes al exponer:  “Al venir a la tierra, todo hombre tiene derecho a que se le eduque, y después, en pago, el deber de contribuir a la educación de los demás.”

Igualmente, Martí destacó la trascendencia que le atribuyese a la labor de los profesores.

Precisamente acerca de lo que experimentó cuando tuvo la posibilidad de ejercer por primera vez  esa profesión a su llegada a Guatemala en 1877, hizo referencia  en un folleto titulado con el nombre de dicho país.

Expresó: “Yo llegué, meses hace, a un pueblo hermoso; llegué pobre, desconocido, fiero y triste. Sin perturbar mi decoro, sin doblegar mi fiereza, el pueblo aquel, sincero y generoso, ha dado abrigo al peregrino humilde. “Lo hizo maestro, que es hacerlo creador.”

Martí calificó a los maestros como la letra viva e incluso, en un trabajo titulado Mario Fortuny, publicado en el periódico norteamericano The Sun, en la edición correspondiente al 27 de marzo de 1881, llegó a enfatizar: “… para ser maestro de otros es necesario saber servir.”

El máximo líder de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro, también expuso valoraciones muy contundentes en torno a la educación y la labor de los que ejercen la función de maestros.

Ya desde el 14 de septiembre de 1959 habló en la inauguración del  primer curso escolar del período revolucionario, y en la conversación del hasta entonces Campamento Militar de Columbia en Ciudad Escolar Libertad.

Entonces le detalló a los  numerosos infantes que participaban en el citado acto: -¿Qué es lo primero que tienen que hacer?... ¡Ah!, estudiar. Entonces, el niño que no estudie no es un buen revolucionario, porque el niño que no estudie no sabrá hacer las cosas bien hechas y le pasará lo que nos pasa a nosotros, que vamos a hacer algo y no nos sale bien, todo lo bien que queremos. Así que el niño que no estudie no es un buen rebelde, no es un buen revolucionario, porque si quieren ayudar a la Revolución, si quieren ayudar a los rebeldes, si quieren ayudar  a su patria, tienen que estudiar, porque el que no sepa hacer las cosas no puede ayudar a nadie, se equivoca y aunque las quiera hacer bien no las puede hacer bien, porque no sabe.

Y demás puntualizó: “Yo quiero que los niños jueguen, que tengan campos deportivos, que tengan playas, que naden, que se diviertan, que hagan excursiones por el campo… Pero queremos que también estudien…”

En el transcurso de los siguientes años en Cuba se crearon múltiples, desde centros de la enseñanza primaria hasta universidades, se formaron igualmente decenas de miles de profesores, y se ha propiciado que muchos egresados de la enseñanza superior puedan continuar alcanzando especialidades y se hayan convertido en Máster o Doctor en distintas esferas.

Fidel incluso habló en numerosos encuentros con profesores y estudiantes, en inicios del curso escolar, en eventos nacionales y de carácter internacional celebrados en Cuba.

Citó al respecto algunas de las cosas por él ante la presencia de especialistas de diferentes partes del mundo relacionados con la educación.

Por ejemplo, en el discurso pronunciado en la clausura del Congreso Pedagogía 2003, en el teatro "Carlos Marx", el 7 de febrero de ese año, Fidel aseguró: “Siempre he pensado que la educación es una de las más nobles y humanas tareas a las que alguien puede dedicar su vida. Sin ella no hay ciencia, ni arte, ni letras; no hay ni habría hoy producción, ni economía, salud, ni bienestar, calidad de vida, ni recreación, autoestima, ni reconocimiento social posible.

“El acceso al conocimiento y la cultura no significa por sí solo la adquisición de principios éticos; pero sin conocimiento y cultura no se puede acceder a la ética. Sin ambos no hay ni puede haber igualdad ni libertad. Sin educación y sin cultura no hay ni puede haber democracia.”

Fidel recordó, había categóricamente y sin réplica posible: "Ser culto es el único modo de ser libre".

Más adelante planteó que las ideas son hoy el instrumento esencial en la lucha de nuestra especie por su propia salvación y que las ideas nacen de la educación.

Significó que los valores fundamentales, entre ellos la ética, se siembran a través de ella.

Y añadió: “La educación no se inicia en las escuelas; se inicia en el instante en que la criatura nace. Los primeros que deben ser esmeradamente educados son los propios padres, de modo especial las madres, a quienes por naturaleza les corresponde la tarea de traer los niños al mundo. Es imprescindible que ellas, ya adultas y madres, y también el padre, conozcan lo que debe o no hacerse con el niño, desde el tono de voz a emplear hasta cada uno de los detalles sobre la forma de atenderlo, todo lo cual influirá en la salud física y mental de este.”

Fidel igualmente expresó: “Como la educación es el instrumento por excelencia en la búsqueda de la igualdad, el bienestar y la justicia social, se puede comprender mejor por qué califico de revolución profunda lo que hoy, en busca de objetivos más altos, tiene lugar con la educación en Cuba: la transformación total de la propia sociedad, uno de cuyos frutos será la cultura general integral, que debe alcanzar a todos los ciudadanos.”

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