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Madres cubanas, guardianas de la casa y de la Patria

A las guardianas eternas de la Patria, que en una mano levantan el fusil y en la otra cargan al bebé, mi eterna admiración y respeto, afirma hoy en su canal de la red social de Instagram, un virtuoso hijo cubano, al felicitar a la progenitora por el Día de las Madres.


Y esa afirmación nos trajo el recuerdo infinito de las nuestras (madres) y la frase martiana

“… cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible”

“…la mujer es el taller natural donde se forja la vida. Son por excelencia las creadoras del ser humano”.  Fidel


Cada año, cada hogar cubano se viste de fiesta, de colorido, de amor del bueno, porque ya es habitual que ese segundo domingo de mayo celebremos el Día de las Madres.

Nuestro insigne escritor, el Apóstol de la lucha por nuestra Independencia José Martí, en sus Cuadernos de apuntes llegó a señalar: “Toda madre debiera llamarse Maravilla.”

Fue el 10 de mayo de 1920, hace 105 años, que  se le rindió homenaje por vez primera en la Isla, a las madres cubanas, en el local que ocupaba el Teatro Popular del Centro de Instrucción y Recreo del barrio de  Santiago de las Vegas, situado en el actual municipio de Rancho Boyeros.

Unas semanas antes, exactamente el 19 de abril de 1920, Francisco Montoto García planteó esta idea en dicho centro. Esa institución había sido fundada en 1882 por obreros tabaqueros e intelectuales progresistas. Él hizo referencia a los esfuerzos realizados por la ciudadana estadounidense Anna Jarvis para que se instituyera en el estado de Virginia Occidental (Filadelfia) y en todo el país el “Día de las Madres”.

Al igual que en los Estados Unidos, en Cuba fructifica la propuesta de Montoto, finalmente se escogió el homenaje a Las Madres, el segundo domingo del mes de mayo. El periodista Mario Muñoz fue el primero en apoyar públicamente la celebración. Precisamente sobre esto publicó una crónica el domingo 9 de mayo en el periódico “El Mundo”.

Con posterioridad tras ser electo concejal, Muñoz  también presentó una moción en la sesión del 27 de abril de 1921 del Consistorio Municipal en la cual solicitó declarar Día de las Madres el segundo domingo del mes de mayo cada año.

Siguiendo la ruta hermosa y llena de valores humanos de José Martí, al hablar de la madre expresó:

“Algo nos guía y ampara mientras ella no muere. La tierra, cuando ella muere, se abre debajo de los pies.”

Y uno de nuestros poetas repentistas expresó en su prosa, ese momento en que se le ofrece el justo homenaje a una madres, que ya no está con nosotros:


Tengo aquí un recuerdo

en el pecho, bien guardado,

cuando estabas a mi lado,

cada día yo me acuerdo.

A veces yo me pierdo

envuelto en fantasías,

esperando a que un día

me vuelvas a abrazar,

lo que daría por estar

a tu lado madre mía.

 

 

 


Y si de homenaje a las madres de todo nuestro universo tratamos este domingo de mayo, no puede quedar atrás ese sentimiento que poseemos por nuestras madres de Palestina.

“El dolor la incertidumbre, las penas, sangran, tus pupilas buenas ante interminable horror. Causa tristeza, pavor mirar los restos de #Gaza”.

Sin tranquilidad, sin casa,  tratas de salvar semillas, odio sionista en costillas de tu insuperable raza.

Amiga de todas las horas, y frentes posible, abrazando la bandera, la Patria, Cuba tiene en sus madres, émulas de Mariana Grajales, de Fé del Valle, de Celia Sánchez, de Haydée Santamaria, de Vilma Espín, y están en todas partes porque son científicas, educadoras, comerciantes, artistas, intelectuales, son las que mantienen vivas las esperanzas de vida en nuestros centros hospitalarios como médicas, enfermeras, especialistas y expertas, laboratoristas, son nuestras internacionalistas que hacen realidad la idea de Fidel de llenar nuestro mundo de “Médicos y no de Bombas”.

Homenaje justo para esa madre que cría, que sueña, que resiste, que lucha por un mañana digno para sus hijos y su Patria querida.

Y de nuevo Martí…

De manera muy especial Martí patentizó su gran amor y respeto por su querida madre Doña Leonor Pérez, incluso fue  capaz de reflejar estos sentimientos en poemas, cartas y otros trabajos.

Si se descuenta  la etapa de su niñez y adolescencia puede decirse que Martí tuvo una relación física con su madre a través de muy poco tiempo. La comunicación esencial de Martí, en su etapa de adulto, con Doña Leonor fue a través de cartas en las que le patentizó su respeto y cariño, cosa que igualmente hizo en poemas. 

Particularmente muy significativas fueron las dos últimas cartas que Martí le escribió a su madre cuando ya se hallaba consagrado al empeño de lograr que su tierra natal lograse liberarse del dominio colonial español y alcanzara la independencia.

Por ejemplo con amor y sinceridad a la vez le señaló en la misiva que le dirigió desde Nueva York fechada el 15 de mayo de 1894: “en cuya parte inicial le señaló:

“Madre querida: Ud. no está aún buena de sus ojos, y yo no me curo de este silencio mío, que es el pudor de mis afectos grandes y de mi modo de queja contra la fortuna que me los roba y como venganza de esta falta necesidad de hablar y escribir tanto en las cosas públicas, contra esta pasión mía del recogimiento, cada vez más terca y ansiosa.”

Con similar cariño le detalló consideraciones en torno a la vida en general y a su modo de desarrollar la existencia como tal. Le planteó:

“Pero mientras haya obra qué hacer, un hombre entero no tiene derecho a reposar. Preste cada hombre, sin que nadie lo regañe, el servicio que lleve en sí.”

Y a continuación le hizo la siguiente pregunta al resumir las enseñanzas que le habían proporcionado sus padres: 

 “¿Y de quién aprendí yo mi entereza y mi rebeldía, o de quién pude heredarlas, sino de mi padre y de mi madre?”  

Martí escribió lo que fue la última carta que elaboró destinada a su querida madre el 25 de marzo de 1895.

Fechada en la ciudad dominicana de Montecristi donde se hallaba desde hacía casi dos meses en espera de poder trasladarse junto con Máximo a Gómez a Cuba para participar de modo directo en la guerra por la independencia que ya se había reiniciado, Martí le expuso  a Leonor:

“Yo sin cesar pienso en Ud. Ud. se duele, en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y ¿por qué nací de Ud. con una vida que ama el sacrificio. Palabras, no puedo. El deber de un hombre está allí donde es más útil… Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre.”

En este segundo domingo del mes de mayo del 2025 no nos hacen falta más palabras para rendir homenaje a las madres.

Desde esta tribuna digital los invitamos a todos a convertir en realidad, en hechos cotidianos, todo el esmero que debamos tener en cuenta para rendir homenaje diario a nuestras madres, los que la tienen ahí a su lado, o se hallan distantes, y a las que ya no están físicamente pero siempre permanecen en el corazón de los que disfrutaron de su amor y ternura.

Y desde el Portal del ciudadano enviamos muchas felicidades a las madres cubanas en este especial día, queridas y bien ponderadas: ¡Madres!

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