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publicado el 22/01/2025

José Martí y los hechos acaecidos en La Habana el 22 de enero de 1869 (I)

Tanto en cartas, trabajos periodísticos, así como en poemas José Martí comentó acerca de diversas cuestiones que lo impresionaron en el transcurso de su breve pero fecunda existencia.

Siendo muy joven, estaba próximo a cumplir 16 años, fue testigo de cómo el 22 de enero de 1869 en La Habana los integrantes del denominado Cuerpo de Voluntarios, una fuerza militar al servicio del régimen colonial español desataron una gran represión primero contra los asistentes del Teatro Villanueva y seguidamente en distintas zonas de la ciudad, lo cual  ocasionó muertos y heridos.

El teatro Villanueva constituía una de las instalaciones significativas desde el punto de vista cultural existente en La Habana. Contaba con una capacidad para más de mil espectadores y se hallaba ubicado en el área comprendida entre las calles Zulueta, Colón, Morro y Refugio.

El 22 de enero se realizó allí la presentación de una compañía de Bufos. En el público se hallaban simpatizantes de la causa libertadora de Cuba.

Ya en esos momentos desde hacía varios meses se había iniciado en este caso en la zona oriental de Cuba la guerra por la independencia.

Casi al terminar la presentación de la obra en el teatro Villanueva el fervor patriótico de muchos de los presentes en el teatro se hizo sentir puesto que  se escucharon en el recinto gritos de Viva Céspedes y Viva Cuba Libre, en clara alusión a su adhesión a la lucha por la independencia.

Los miembros del Cuerpo de Voluntarios que se hallaban en el citado teatro reaccionaron con mucha ira. Comenzó entonces una balacera mientras después los disturbios se fueron generalizando por toda la ciudad.

También las autoridades españolas en los días sucesivos llevaron a cabo numerosos registros y detenciones. Entre las personas arrestadas estuvo Rafael María de Mendive, un destacado profesor y patriota, maestro del joven José Martí.

Cuando se produjeron los sucesos en el teatro Villanueva, Martí se hallaba, precisamente, en la casa de Mendive, en la calle Prado.

No obstante la tensa situación reinante, su madre, Leonor Pérez,  muy preocupada por lo que pudiera pasarle a su hijo si retornaba solo al hogar y resultaba interceptado desafió el peligro que entrañaba salir a la calle  y fue a recogerlo a la casa de su maestro.

Pasó el tiempo pero esa vivencia se mantuvo presente en Martí. Él en 1890, algo más de dos decenios después de haber ocurrido ese sangriento acontecimiento en La Habana, hizo alusión a ello en uno de los poemas que elaboró y que serían publicados en forma de libro en 1891 con el título de  Versos Sencillos.

Martí expuso en la parte inicial de su vigésimo séptimo Verso Sencillo:


El enemigo brutal

Nos pone fuego a la casa

El sable la calle arrasa

A la luna tropical

Pocos salieron ilesos

Del sable del español;

La calle,  al salir el sol,

Era un reguero de sesos.

También en este poema que está conformado por seis cuartetas evocó la entereza de su querida madre cuando fue a recogerlo en la vivienda de Rafael María de Mendive. Detalló:

Pasa, entre balas, un coche:

Entran, llorando, a una muerta:

Llama una mano a la puerta

En lo negro de la noche.

No hay bala que no taladre

El portón: y la mujer

Que llama, me ha dado el ser:

Me viene a buscar mi madre

Igualmente destacó la admiración que causó Leonor con su firme actitud: 

A la boca de la muerte,

Los valientes habaneros

Se quitaron los sombreros

Ante la matrona fuerte.

Y después que nos besamos

Como dos locos, me dijo

“¡Vamos pronto, vamos hijo:

La niña está sola: vamos!

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