Con la consigna de unidad frente a las amenazas hemisféricas, los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) celebran este domingo su XXV Cumbre Extraordinaria. El encuentro, dedicado al centenario del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, reafirma el papel del bloque como bastión de soberanía y resistencia en un escenario regional que califican de adverso.

En la cita, presidida desde Cuba por el mandatario Miguel Díaz-Canel Bermúdez, se honró el legado fundacional de Fidel Castro y del expresidente venezolano Hugo Chávez, quienes firmaron el acta de nacimiento de la organización el 14 de diciembre de 2004 en La Habana. Díaz-Canel recordó que aquel nacimiento "fue una fiesta" y un proyecto de integración entre iguales, diseñado como alternativa a los modelos hegemónicos.

La Cumbre sesiona en un contexto que los líderes del ALBA describen como de "enormes desafíos y riesgos excepcionales". En sus intervenciones, se ha denunciado con firmeza la ofensiva política, económica y mediática que, a su juicio, impulsa el gobierno de Estados Unidos contra países miembros como Venezuela, Nicaragua y la propia Cuba. Se calificó de "maniobra mendaz" la acusación estadounidense contra el presidente venezolano Nicolás Maduro, tachándola de pretexto para justificar acciones agresivas.

El discurso oficial subraya que, frente a estas amenazas, los principios rectores del ALBA—la solidaridad, la cooperación y la unidad política—se convierten en una "fórmula salvadora". Se reivindicó la vigencia del ideario bolivariano y martiano, canalizado a través de figuras como Chávez y Castro, como brújula indispensable para la acción colectiva.

"Como vanguardia de los pueblos libres, declaramos que la paz verdadera solo puede nacer de la justicia social, del respeto a la soberanía de las naciones y la autodeterminación de los Pueblos", rezaba un fragmento de la Declaración de la Cumbre anterior, espíritu que se espera ratificar en el documento final de esta jornada.

La XXV Cumbre del ALBA-TCP se perfila, así, no solo como un homenaje conmemorativo, sino como una reafirmación estratégica de un bloque que se define a sí mismo como baluarte de la autodeterminación latinoamericana y caribeña en tiempos de lo que sus integrantes perciben como una creciente presión imperial.

Fuente: Presidencia de Cuba