Hoy celebra su cumpleaños Viengsay Valdés, la emblemática bailarina habanera que nació un 10 de noviembre de 1976 y que, casi medio siglo después, no solo sigue en activo, sino que dirige con puño firme y elegancia el Ballet Nacional de Cuba (BNC).

La efeméride llega en un momento de especial fulgor para la artista, quien recientemente fue distinguida con el Premio Nacional de Danza 2025, el máximo reconocimiento a una vida dedicada al arte en Cuba.

Valdés, cuyo nombre es sinónimo de técnica depurada, fortaleza acerada y una expresividad que trasciende el escenario, es mucho más que una directora. Es un ícono vivo. Un puente entre la era dorada de Alicia Alonso y el futuro de una de las escuelas de ballet más prestigiosas del mundo.

Su ascenso a la cúspide de la pirámide artística del BNC no fue solo un nombramiento, sino la coronación natural de una carrera construida con sudor, disciplina y un amor profundo por la tradición cubana.

Su dominio técnico, particularmente en roles que exigen una resistencia sobrehumana como el de Giselle o el Lago de los Cisnes, se ha convertido en materia de estudio y admiración. Pero es su capacidad interpretativa la que ha sellado su leyenda. Valdés no solo ejecuta pasos; encarna historias, transmite emociones y logra que cada movimiento cuente una verdad profunda.

Esta combinación virtuosa es, como muchos coreógrafos y críticos señalan, la fuente de inspiración para las nuevas generaciones de bailarines que ven en ella un modelo a seguir, no solo en lo artístico, sino también en la ética del trabajo.

El reciente Premio Nacional de Danza 2025 no hace más que rubricar lo que el público y la crítica ya sabían desde hace años: que Viengsay Valdés es una fuerza imparable y un patrimonio cultural de la nación. Este galardón reconoce no solo sus logros pasados como primera bailarina, sino su presente como guía y arquitecta del futuro del BNC.

En su cumpleaños, mientras recibe el cariño de su compañía, colegas y admiradores de todo el mundo, Viengsay Valdés no mira solo hacia atrás. Su celebración es un paso más en su incansable misión: asegurar que el relevo esté listo, que la técnica cubana no se diluya y que la magia del ballet continúe hechizando al público desde La Habana hacia el universo entero.

¡Felicidades, Maestra!

Fuente: Perfil de Facebook Ministerio de Cultura