Cada 16 de octubre, Cuba conmemora uno de los actos de mayor visión y trascendencia en la historia de su Revolución: la creación del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR). Fundado en 1959, en los albores de un proceso transformador que enfrentaba enormes desafíos y amenazas, esta institución se erigió desde su origen en el pilar fundamental para la defensa de la soberanía nacional y los principios revolucionarios.

En un contexto marcado por la agresividad de los enemigos de la naciente Revolución, la designación del entonces Comandante Raúl Castro Ruz como su primer Ministro no fue una decisión casual. Fue un mensaje claro de firmeza y determinación. Bajo su liderazgo, el MINFAR comenzó la titánica tarea de unificar y estructurar un ejército popular, patriótico y profundamente leal a los ideales de justicia social e independencia que aún guían al pueblo cubano.

Ese día de 1959, Cuba no solo estaba fundando una institución ministerial; estaba forjando su escudo y su espada. Declaraba ante el mundo que era, por fin, dueña absoluta de su destino y que estaba preparada para defenderlo a toda costa. El MINFAR se convirtió así en la encarnación de la voluntad de un pueblo de resistir y vencer.

Más de seis décadas después, ese legado permanece vigente. El MINFAR ha trascendido su función puramente castrense para convertirse en un baluarte integral de la nación. Es una institución que, en tiempos de paz, se vuelca en la producción de alimentos, en la construcción, en la ciencia y en el apoyo al pueblo frente a desastres naturales y adversidades. Y en tiempos de desafío, es la roca inamovible sobre la que se sustenta la seguridad de la Patria.

El reconocimiento a todos los jefes, oficiales, soldados y trabajadores civiles del MINFAR. Hombres y mujeres que, con disciplina y entrega, honran diariamente el juramento de ser salvaguarda de la nación y de los principios de la Revolución.

En un mundo complejo y en constante cambio, el MINFAR sigue siendo sinónimo de lealtad, resistencia y confianza en la victoria. Es la prueba viviente de que, cuando un pueblo se une en torno a una causa justa y forja sus propias herramientas para defenderla, no hay fuerza capaz de doblegarlo.

Fuente: Perfil de Facebook Ministerio de Educación Superior de la República de Cuba