El 6 de octubre de 1976, una explosión en pleno vuelo segó 73 vidas y cambió para siempre la historia de Cuba. El atentado terrorista contra el vuelo 455 de Cubana de Aviación, que se precipitó a las aguas de Barbados, truncó la promesa de 24 jóvenes de la selección nacional de esgrima campeones centroamericanos y del Caribe, así como la de estudiantes guyaneses de Medicina, trabajadores cubanos y una tripulación entera.

Casi cinco décadas después, el pueblo cubano no olvida. Como cada año, la EIDE Mártires de Barbados, en el municipio capitalino de Cotorro, fue escenario de un emotivo acto de recordación. Presidido por autoridades deportivas y locales, el homenaje reunió a atletas, profesores y estudiantes, unidos en un mismo sentimiento de duelo y reafirmación.

“Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”, resonaron una vez más las palabras de Fidel Castro Ruz durante la ceremonia, capturando la esencia de un dolor que el tiempo no borra.

La solemnidad llegó a su punto más álgido con la lectura de los nombres de cada uno de los esgrimistas caídos. Un silencio denso y respetuoso acogió cada nombre, mientras los aceros apuntaban al suelo en señal de luto eterno.

En representación de las nuevas generaciones, el atleta Erick Jian Quintanilla Soto se comprometió:

“A nosotros, los jóvenes de hoy, nos toca una misión sagrada: ser los guardianes de esta memoria”. Por su parte, el entrenador José Raúl Domínguez González afirmó, a nombre del claustro docente, que “el olvido no vencerá” y que el recuerdo de los mártiles es un “escudo contra la mentira”.

El acto, matizado por presentaciones culturales y el reconocimiento a trabajadores destacados, concluyó con la colocación de una ofrenda floral en el sitial que perpetúa, dentro de la escuela, el legado de quienes partieron demasiado pronto. Un crimen que no debe repetirse jamás, recordado para convertirlo en brújula de las actuales y futuras generaciones.

Fuente: Tribuna de La Habana.

Foto: Óscar Álvarez Delgado.