El asalto a los cuarteles Moncada (en Santiago de Cuba) y Carlos Manuel de Céspedes (en Bayamo) el 26 de julio de 1953 fue una acción armada dirigida por Fidel Castro y un grupo de jóvenes revolucionarios con el objetivo de iniciar la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista.

Aunque no lograron tomar las fortalezas militarmente, este acto se convirtió en un símbolo de la determinación del pueblo cubano para superar la opresión y el sistema oligárquico dominado por intereses extranjeros, principalmente estadounidenses. Fue el inicio de la Revolución Cubana que culminaría en 1959 con la victoria popular y la independencia plena del país.

El asalto al Moncada fue inspirado por el legado del apóstol José Martí y la continuidad histórica de las luchas independentistas cubanas, simbolizando una nueva etapa de resistencia frente a siglos de colonialismo y neocolonialismo.

Además, el asalto al cuartel Carlos Manuel de Céspedes buscaba apoyar y desviar refuerzos para la concentración principal en Santiago de Cuba. La represión posterior fue brutal, con muchos revolucionarios asesinados o encarcelados, pero la gesta sentó las bases para la organización clandestina posterior y la formación del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra.

Fidel Castro, años después, destacó que el asalto demostró la fuerza de las ideas y la perseverancia, convirtiendo un revés militar en la chispa para levantar al pueblo cubano hacia la lucha por una patria más justa, digna e independiente. Esta fecha, el 26 de julio, pasó a denominar el movimiento revolucionario (Movimiento 26 de Julio) que derrocó finalmente la dictadura batistiana en 1959.

El asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes fue más que un ataque militar; fue un punto de inflexión histórico que encendió la esperanza y la lucha popular contra el dominio dictatorial y extranjero, marcando el inicio de la Revolución Cubana que transformó la sociedad cubana profundamente.

Fuente: Periódico Granma 

Foto: Tomada de Tribuna de la Habana.