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publicado el 14/06/2025 07:20 am

Ernesto Che Guevara: patrimonio de América y del mundo

Nacido el 14 de junio de 1928 en Rosario, Argentina, Ernesto Guevara de la Serna con una vida breve, pero fecunda se convirtió en patrimonio de América y del mundo más que del país específico donde naciera, viviera o luchara, por la trascendencia de su vida así como por la significación y vigencia de los principios que expusiera en cartas, discursos, trabajos periodísticos, conferencias y en sus diarios.

Él se sintió hijo de la gran patria latinoamericana, y como tal –según él mismo señalara- estuvo dispuesto a entregar su vida por la liberación de  cualquiera de los países del continente, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie.

Fue un hombre cuya actuación se correspondió siempre con una profunda motivación.

Siendo muy joven, en los recorridos que realizó por su país natal, en 1950, y otros de América Latina, en 1952, entró en contacto con los hombres y mujeres humildes y puso sus conocimientos al servicio de ellos.

Más tarde comprendió que con el esfuerzo aislado de un individuo resultaba imposible transformar la terrible realidad que padecían los pueblos, y que para curar el mal que lastraba la vida de millones de seres humanos olvidados y explotados, era necesario hacer la revolución.



Tras haberse graduado de médico en 1953  quiso trasladarse hacia Venezuela, pero en el transcurso del viaje atento al palpitar de los acontecimientos de la tierra latinoamericana,  decidió dirigirse hacia Guatemala.

Allí vivió, en 1954, la singular experiencia de ver como elementos reaccionarios, con el empleo de la fuerza y con el apoyo de Estados Unidos, provocaron el derrocamiento de un gobierno progresista.

Entonces tuvo que salir de ese país y trasladarse hacia México, donde se reencontró con un joven revolucionario cubano Antonio Ñico López que había conocido en Guatemala, y a través de él entró en contacto con Fidel Castro, quien en julio de 1955 había llegado a la capital mexicana con el objetivo de reorganizar el movimiento revolucionario que encabezaba con vista a reanudar la lucha de liberación en Cuba.

Fidel y él tuvieron un encuentro en la capital mexicana y les bastó una conversación de unas pocas horas de duración para identificarse en el empeño de reanudar la lucha revolucionaria en Cuba, donde existía una dictadura militar reaccionaria.

El Che Guevara el 25 de noviembre de 1956 formó parte del grupo de 82 expedicionarios encabezados por Fidel Castro que salió hacia Cuba a bordo del pequeño yate Granma.

Desembarcó por la zona suroriental del territorio cubano, cerca de la Playa Las Coloradas, el dos de diciembre, y tres días después recibió su bautismo de fuego cuando los soldados de la dictadura batistiana  atacaron en forma sorpresiva en Alegrías de Pío a los combatientes revolucionarios.

El Che en días posteriores fue uno de los pocos combatientes que logró reagruparse con Fidel. Aun en medio de condiciones extremadamente difíciles, con un número muy reducido de combatientes y de armas, él también ratificó su decisión de continuar la lucha.

Entre 1957 y 1958 el Che Guevara se destacó como un combatiente y como uno de los jefes más capaces de la tropa rebelde. Incluso fue el primero de los miembros del Ejército Rebelde a quien Fidel le otorgó el grado de Comandante a mediados de 1957.

El 28 de mayo de 1957, los integrantes del Ejército Rebelde habían logrado obtener una importante victoria frente a los soldados de la tiranía en la zona de El Uvero, en la Sierra Maestra.

Entonces Fidel decidió que el Che Guevara dirigiera la denominada Columna 4, que en realidad era la segunda que se creaba, aunque se le dio esa denominación para lograr la debida información de las fuerzas de la dictadura.

Durante los siguientes meses de 1957 y etapa inicial del año siguiente, el Che continuó sobresaliendo como uno de los jefes de la tropa rebelde.

Ya en el segundo semestre de 1958, tras haber logrado hacerle frente a la mayor de las ofensivas de la dictadura batistiana sobre las zonas montañosas del territorio cubano, Fidel concibió que dos Columnas rebeldes, una de ellas encabezada por el Che salieran de la Sierra Maestra con destino a las zonas central y occidental de Cuba.

El Che dirigió la Columna invasora número 8 “Ciro Redondo” que llegó hasta la entonces central provincia de Las Villas, donde también entre finales de octubre y diciembre de 1958 llevó a cabo importantes acciones, como la batalla de Santa Clara y realizó una significativa labor política. 

Tras producirse la fuga del dictador en la madrugada del primero de enero y estarse realizando una maniobra de elementos reaccionarios que intentaban evitar que en Cuba se produjera la victoria revolucionaria, el Che fue encomendado por Fidel, al igual que lo hiciera con el Comandante Camilo Cienfuegos, que se trasladasen lo más rápidamente posible hacia La Habana para ocupar las principales instalaciones militares. El Che ocupó el Castillo de San Carlos de La Cabaña.

A partir de entonces el Che se convirtió en uno de los más queridos dirigentes de la Revolución Cubana, y fue capaz igualmente de, además de su labor dentro de las Fuerzas Armadas, de desempeñar con acierto varias responsabilidades, tales como jefe del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria, Presidente del Banco Nacional de Cuba y Ministro de Industrias, respectivamente.

También fue miembro de la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba.

El Che representó a Cuba dignamente en varios eventos de carácter internacional y habló, entre otros lugares, ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas.

Consecuente con sus principios él también dio, como combatiente internacionalista, su contribución a la lucha de liberación de otros pueblos, primero en el continente africano y después en Bolivia, donde libró su último combate el 8 de octubre de 1967.

Su imagen y su nombre, la trascendencia de sus principios y modo de actuar en plena correspondencia con lo que proclamara, han servido de permanente fuente de enseñanza no solo para el pueblo cubano, sino además para muchos hombres y mujeres en el mundo.

Acerca del Che Guevara, el Comandante en Jefe Fidel Castro expuso consideraciones en distintos discursos que pronunció, de manera muy especial, en la velada solemne efectuada en la Plaza de la Revolución “José Martí”, en La Habana, el 18 de octubre de 1967.

Che no cayó defendiendo otro interés, defendiendo otra causa que la causa de los explotados y los oprimidos en este continente; Che no cayó defendiendo otra causa que la causa de los pobres y de los humildes de esta Tierra.”

E igualmente aseguró:

... “ y ante la historia, los hombres que actúan como él, los hombres que lo hacen todo y lo dan todo por la causa de los humildes, cada día que pasa se agigantan, cada día que pasa se adentran más profundamente en el corazón de los pueblos.”

También otro discurso muy significativo de Fidel en el que trató sobre el Comandante Ernesto Che Guevara fue el que pronunció el 28 de noviembre de 1971 en un acto efectuado en la Comuna de San Miguel, Departamento Pedro Aguirre Cerda, en Santiago de Chile.

Allí se había develado un monumento en homenaje al Che.

Fidel en  su intervención detalló cómo y cuando conoció al Che, su relación con él en México, su participación en la expedición del Granma, su actitud como integrante del Ejército Rebelde, su labor después como dirigente de la Revolución y sus grandes cualidades humanas.

También especificó: 

“Che no luchó por honores, Che no luchó por bienes materiales, Che no luchó por ambiciones, Che no luchó jamás por gloria.” “De manera que en su mente no pasaba, sino la idea del deber, la idea del sacrificio, la pureza más absoluta, el desinterés más completo.”

Y al referirse a las cualidades que caracterizaron al Che como ser humano, Fidel resaltó:

“Hemos hablado del Che como combatiente.  Pero al Che lo acompañaban singulares cualidades en muchos campos.  Era, en primer lugar, un hombre de extraordinaria cultura, una de las inteligencias más agudas que hayamos conocido, uno de los espíritus más amplios, uno de los caracteres más revolucionarios.  Su alma se extendía al mundo, su preocupación por los demás pueblos, su preocupación por el movimiento en Asia, en África.” 

E igualmente enfatizó:

“Che era un hombre de infinita confianza y fe en el hombre.  Era un ejemplo.  Su estilo era el ejemplo, dar el ejemplo.  Hombre de gran espíritu de sacrificio, un verdadero carácter espartano, capaz de privarse de cualquier cosa,  seguía la política del ejemplo. 

… Hombre de una integridad moral absoluta, de una firmeza de principios inquebrantable y un revolucionario integral que miraba hacia el mañana, hacia el hombre del mañana, que miraba hacia la humanidad del futuro, y que por encima de todo resaltaba los valores humanos, los valores morales del hombre, que por encima de todo predicaba el desinterés, el renunciamiento, la abnegación.”

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