
RUBÉN MARTÍNEZ VILLENA: el gran poeta y luchador revolucionario
Hay seres humanos que aunque hayan tenido una vida extremadamente breve han trascendido las fronteras de su mera existencia y ocupan un lugar significativo en la historia de nuestro país.
Tal es el caso del poeta y revolucionario Rubén Martínez Villena quién falleció el 16 de enero de 1934 cuando sólo contaba 34 años.
…los muertos son las raíces de los pueblos, y, abonada con ellos la tierra, el aire nos lo devuelve y nutre de ellos.
José Martí
Villena nació el 20 de diciembre de 1899 en el poblado de Alquízar.
Desde la etapa de su infancia su familia se trasladó hacia La Habana donde él realiza sus estudios primarios, de nivel medio y universitario.
Ya cuando estaba próximo a cumplir 19 años comienza a laborar en un bufete. Posteriormente fue secretario particular del prestigioso investigador cubano Fernando Ortiz.
En 1920, inicia la peña literaria del Café Martí junto a Andrés Núñez Olano y Enrique Serpa y colabora con varias publicaciones en las que se reflejan algunos poemas suyos.
Después se relaciona con jóvenes con inquietudes revolucionarias como Pablo de la Torriente Brau y Julio Antonio Mella.
En 1923 elabora su Mensaje Lírico Civil y es uno de los que participa el 18 de marzo en la Protesta de los 13, en la que un grupo de jóvenes denunciaron la corrupción existente entre los dirigentes del gobierno.
En el transcurso de los siguientes años Villena continuó llevando a cabo una intensa actividad revolucionaria y se enfrenta de modo resuelto a la dictadura de Gerardo Machado.
En 1927 ingresa en el Partido Comunista. Posteriormente llega a ser uno de los miembros del Comité Central de esa organización partidista.
En 1929, tras el asesinato de Julio Antonio Mella en la capital mexicana el 10 de enero, dirige en La Habana las protestas más firmes a nombre del Partido y de los que fueron profesores de la Universidad Popular “José Martí” que había fundado Mella en Cuba unos años antes.
Ya en esos momentos presentaba problemas de salud pero él no se limita por ello y sigue su labor revolucionaria en forma resuelta.
Elabora trabajos, pronuncia discursos, se vincula directamente con los trabajadores en fábricas y talleres y participa en la organización de significativas huelgas en julio de 1929 y también el 20 de marzo de 1930, la que logra la paralización del país durante más de 24 horas.
Ante tales acontecimientos la dictadura en los años iniciales de la década del treinta la dictadura machadista intensifica la represión e incluso se había ordenado el asesinato de Villena.
Entonces él salió hacia Nueva York y en septiembre de 1930 se dirigió a Moscú para participar en el Congreso de la Internacional Roja.
En la capital soviética se hizo evidente que necesitaba cuidados especiales atendiendo que sus pulmones estaban siendo muy afectados por la tuberculosis. Durante un tiempo resultó atendido allí pero él quiso retornar a su tierra natal, Estaba consciente que su mal no tenía cura y quería continuar dedicándole las últimas energías de su existencia a la lucha revolucionaria.
En Cuba Rubén desempeñó un papel esencial en la dirección de la huelga general que se realizó el 12 agosto de 1933 y que provocó el derrocamiento de la dictadura de Gerardo Machado.
Poco tiempo después tuvo que ser internado en el Sanatorio Antituberculoso La Esperanza de Topes de Collantes, pero ya nada pudo hacerse para lograr preservarle su existencia.
Tras el triunfo de la Revolución en Cuba y en La Habana en específico se le ha rendido homenaje a Villena. Precisamente la Biblioteca Provincial se identifica con su nombre y también como Villena se nombra la que existe en la Universidad de La Habana.
Acerca de la trascendencia y vigencia de su vida y obra el máximo líder de la Revolución Cubana Fidel Castro se refirió en el discurso pronunciado el 26 de julio de 1973 en Santiago de Cuba, en ocasión de conmemorarse el vigésimo aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Al hacer referencia al poema Mensaje Lírico Civil creado por Villena, Fidel manifestó: “Rubén Martínez Villena en encendidos versos patrióticos escribió un día:
Hace falta una carga para matar bribones,
para acabar la obra de las revoluciones,
para vengar los muertos que padecen ultraje,
para limpiar la costra tenaz del coloniaje,
para no hacer inútil, en humillante suerte,
el esfuerzo y el hambre, y la herida y la muerte;
para que la República se mantenga de sí,
para cumplir el sueño de mármol de Martí;
para que nuestros hijos no mendiguen de hinojos,
la patria que los padres le ganaron de pie...”
Y de inmediato aseguró Fidel: “Desde aquí te decimos, Rubén: el 26 de Julio fue la carga que tú pedías.”