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publicado el 24/11/2023 10:20 pm

FIDEL: Su ejemplo imperecedero y su fe en la victoria

José Martí resaltó que los hombres que quedan son los que encarnan en sí una idea que combate, o una aspiración destinada al triunfo –los que pasean por el mundo voceando y luciendo una velocidad extraordinaria- como los astros.

También Martí patentizó al referirse al papel de los seres humanos, y de modo muy especial de los que en una etapa o en una buena parte de sus respectivas existencias contribuyen de modo directo al desarrollo de una causa en beneficio de sus pueblos, y son capaces de mantener como motivación principios esenciales,  que “…hombre es el maestro que da de su ser propio a los demás; el maestro es meritorio y generoso padre de muchos.”



Tengo en cuenta estos conceptos expuestos por Martí para hacer referencia a la vida y obra de  Fidel Alejandro  Castro Ruz, .quién dijo del Apóstol “Traigo en el corazón las doctrinas del maestro” en el alegato en el juicio que se le siguió en 1953 por haber organizado, dirigido y participado en el asalto al cuartel “Moncada”, en Santiago de Cuba el 26 de julio de ese año,  defensa La Historia me absolverá:”

Fidel Castro, como combatiente y después como máximo líder de la Revolución cubana fue un continuador de la obra de Martí y lo sintió como fuente de inspiración.

Fidel falleció cuando contaba 90 años. A diferencia de Martí, que tuvo una vida breve y que no pudo ver hechos realidad sus sueños de ver a su tierra natal libre del dominio colonial, Fidel sí pudo llevar adelante una batalla hasta el final contra un régimen dictatorial y posteriormente contribuir al desarrollo y defensa de la Revolución. Y siempre actuó motivado por un ideal. 

Tuvo como premisa esencial contar con el pueblo ya fuese en eventos, recorridos que efectuaba, encuentros que sostenía con diversos sectores de la población, intercambios con especialistas e incluso en diálogos sostenidos con niños y jóvenes.

Ya, por ejemplo,  desde el primer discurso que pronuncia en La Habana, el ocho de enero de 1959 cuando concluyó el recorrido de la Caravana de La Libertad, que se trasladó desde Santiago de Cuba hasta la capital cubana, Fidel patentizó algo esencial al asegurar:  “Cuando yo oigo hablar de columnas, cuando oigo hablar de frentes de combate, de tropas más ó menos numerosas, siempre pienso: he aquí nuestra más firme columna, nuestra mejor tropa, la única tropa que es capaz de ganar sola la guerra, esa tropa es el pueblo. Más que el pueblo no puede ningún general, más que el pueblo no puede ningún ejército; si a mí me preguntaran qué tropa preferiría mandar, yo diría: prefiero mandar al pueblo. Porque el pueblo es invencible y el pueblo fue quien ganó esta guerra.”

La vida y la obra de Fidel no se circunscribieron a Cuba sino que en correspondencia con sus principios internacionalistas traspasaron las fronteras de su tierra natal, para proyectarse en el mundo.

Habló en diversos eventos de carácter internacional y evidenció el valor de las ideas, la trascendencia del internacionalismo, la importancia de la unidad para poder hacerle frente a las acciones de fuerzas retrógradas y a otros factores que conspiraban contra el normal desenvolvimiento de pueblos y países y ponían en peligro la propia existencia del mundo como tal.

Se pueden citar muchas alusiones hechas por Fidel a este tema en discursos que pronunció ó en trabajos que elaboró, como son sus Reflexiones.

A manera de ejemplo escojo un fragmento de lo que planteó cuando clausuró en La Habana la sexta Conferencia Cumbre de los Países No alineados el 9 de septiembre de 1979.

Entonces afirmó:  “¡Cuánto nos estimula a seguir luchando, a seguir combatiendo, a seguir practicando la solidaridad, a seguir practicando el internacionalismo! Porque todo lo que se haga por los demás, todo lo que se haga por otros pueblos, todo lo que se haga por la humanidad, es lo que puede dar sentido a la vida de un revolucionario. Es lo único que nos permite poder sentirnos miembros de la familia humana.”

El 19 de abril del 2016 en lo que fue su última intervención, en el séptimo congreso del Partido Comunista de Cuba, tras hacer referencia a aspectos de su vida y su formación política e incluso tratar cuestiones de carácter internacional, Fidel señaló que si se  trabaja con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan, y precisar  la necesidad de luchar sin tregua para obtenerlos,

Y al comentar acerca del continuo desarrollo de la Revolución cubana  Fidel igualmente aseguró:  “Emprenderemos la marcha y perfeccionaremos lo que debamos perfeccionar, con lealtad meridiana y la fuerza unida, como Martí, Maceo y Gómez, en marcha indetenible.” 

Varios meses después, el 25 de noviembre de 2016, se produjo su deceso pero su fructífera existencia, su obra, la trascendencia de su legado, sus principios, han continuado constituyendo fuente de inspiración y enseñanza no sólo para el pueblo cubano y sus dirigentes sino también para muchos hombres y mujeres en el mundo.



Precisamente  al hacer referencia a su vida  y la vigencia de su legado, el General de Ejército Raúl Castro, su hermano entrañable, su compañero inseparable en la lucha y en el desarrollo de la Revolución, planteó en el acto efectuado en la Plaza de la Revolución “José Martí” en La Habana, el 29 de noviembre de 2016 el día antes que los restos de Fidel salieran de La Habana con destino a Santiago de Cuba donde serían depositados en el área patrimonial del Cementerio Santa Ifigenia:  “Fidel consagró toda su vida a la solidaridad y encabezó una Revolución socialista “de los humildes, por los humildes y para los humildes” que se convirtió en un símbolo de la lucha anticolonialista, antiapartheid y antimperialista, por la emancipación y la dignidad de los pueblos.”

También en la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo y Grajales, en Santiago de Cuba, el tres de diciembre del año citado Raúl precisó:  “Fiel a la ética martiana de que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”, el líder de la Revolución rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad y fue consecuente con esa actitud hasta las últimas horas de vida, insistiendo en que, una vez fallecido, su nombre y su figura nunca fueran utilizados para denominar instituciones, plazas, parques, avenidas, calles u otros sitios públicos, ni erigidos en su memoria monumentos, bustos, estatuas y otras formas similares de tributo.”

Y en la clausura  del Octavo Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular en la VIII Legislatura, en el Palacio de Convenciones, en La Habana , el 27 de diciembre de 2016, Raúl igualmente  manifestó:  “El líder histórico de la Revolución Cubana nos legó su ejemplo imperecedero, su irrenunciable optimismo y fe en la victoria.”

Como máximo líder histórico de la Revolución Cubana, y personalidad relevante  por su entrega total  a la causa revolucionaria y por la lucha emprendida por él a favor de la preservación y desarrollo de la humanidad Fidel sigue ofreciendo lecciones. Su ejemplo, sus principios, su legado continúa y continuará vigente en Cuba y en el mundo.

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