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publicado el 30/10/2023 08:09 pm

Homenaje al Ballet Nacional de Cuba

Miles de funciones, giras, torceduras, recuperaciones, ensayos, pliés, pas de deux...miles de veces las cortinas se corrieron y sonaron los aplausos, volaron las flores y relampaguearon los flashes, en Cuba y por todo el mundo. A la larga y exitosa historia de 75 años del Ballet Nacional de Cuba (BNC), rindieron homenaje la Central de Trabajadores de Cuba y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura.

Con el recuerdo de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso y su legado en la memoria, la ceremonia contó con la presencia de Ulises Guilarte de Nacimiento, miembro del Buró Político y secretario general de la CTC; Yanet Hernández Pérez, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y gobernadora de La Habana; Kenelma Carvajal Pérez, viceministra de Cultura; Marta Bonet de la Cruz, vicepresidenta primera de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y Katia Rodríguez Ramos, secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura, entre otros.

El BNC ocupa un alto sitial en la cultura nacional y en el movimiento danzario, además de ser una compañía que desde su fundación siempre ha mantenido estrechos vínculos con los trabajadores y el pueblo cubano, lo que constituye fértil legado de la trayectoria ejemplar de Alicia Alonso, figura símbolo de cubanía y orgullo patrio, destacó la secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura.

En el encuentro se recordó que Alicia fue gran amiga del Líder histórico de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz, quien desde el triunfo, en 1959, le brindó facilidades para reorganizar y desarrollar la compañía. De igual forma, Alicia estrechó fraternos lazos con el capitán de la clase obrera Lázaro Peña González, al que respaldó en la etapa de la pseudorrepública, en la batalla por los derechos de los trabajadores, junto a otros revolucionarios cubanos.

Foto: Raquel Sierra

En la ceremonia, en nombre de los trabajadores, la CTC y el sindicato del ramo agradecieron al Ballet Nacional su aporte al enriquecimiento espiritual de cubanas y cubanos, así como su disposición de bailar en aniversarios de la organización sindical y en importantes actividades del movimiento obrero.

Según expresó Rodríguez Ramos, esa articulación sobresale en las presentaciones de ese colectivo en apartadas zonas del territorio nacional, llevando el arte de la danza a los campesinos y a los centros laborales de distintos sectores de la producción y los servicios.

Esa entrega, encabezada y promovida por Alicia Alonso, le valió la condición de Heroína del trabajo de la República de Cuba, un legado que ha tenido continuidad en bailarines, coreógrafos, maitres, diseñadores y el equipo de la agrupación, que les ha permitido ser declarado Patrimonio Cultural de la nación.

Por esas razones, a propuesta del secretario general de la CTC, por decreto presidencial, se decidió otorgar la Orden Lázaro Peña de primer grado a Aurora de los Ángeles Bosch Fernández –una de las cuatro joyas-, Alberto Emilio Méndez González, Salvador Francisco Fernández Martínez y María Elena Llorente Duarte.

Foto: Raquel Sierra

De igual manera, se les confirió la Orden Lázaro Peña de segundo grado a Annet Delgado Gómez, Miriam del Pilar Vila León, Redento Morejón Morejón, Ricardo Silvio Rey Mena y Svetlana Violeta Ballester Akimova.

Foto: Raquel Sierra

El secretariado nacional del SNTC acordó otorgar la distinción Raúl Gómez García a cinco destacados bailarines y trabajadores del BNC, en reconocimiento a los méritos alcanzados en el sector de la cultura y por haber mantenido una actitud ejemplar y consecuente con los principios de la Revolución, ellos son Heriberto Cabezas Hernández, Ernesto Pérez Pérez, Roger Casteleiro Acosta, Gloria Parrel Ginarte y Lineth González Li.

En nombre de las personas condecoradas y del Ballet Nacional de Cuba hizo uso de la palabra María Elena Llorente Duarte, quien agradeció el reconocimiento a su trabajo y desempeño.

Foto: Raquel Sierra

 

Toda una vida

Salvador Fernández Martínez fue uno de los condecorados. De los 75 años del Ballet Nacional de Cuba él estuvo ahí 55, toda una vida. Primero, como diseñador de vestuario, y luego, como director técnico.

Los momentos lindos fueron muchos, dice, y la selección es difícil, pero uno salta entre ellos: “fue cuando obtuvimos el Gran Premio de París, una cosa que no se nos puede olvidar jamás porque rompimos en ese momento muchos muros, desde el punto de vista nacional e internacional.

Fue testigo también de cómo el ballet se fue abriendo paso entre la gente. “Se hizo un gran trabajo, con las charlas en el campo, en las unidades militares, en todos lados, para mover a la gente”.

Salvador recordó el privilegio de haber trabajado con Alicia todos esos años y lo consideró “la mejor enseñanza que tengo en mi vida”.

A su juicio, el mayor reto es educar a las nuevas generaciones y adaptar la mentalidad para el ballet siga su curso, por muchos años más.

Foto: Raquel Sierra

(Fuente: Tribuna La Habana)

 

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