Sí, forma parte de las palabras más breves de nuestro idioma español, pero es seguro que ustedes coincidirán conmigo que tiene una especial significación.

Un Sí  a tiempo puede condicionar, y contribuir  al desarrollo de la vida de un ser humano, de un conjunto de personas, de un pueblo y hasta del mundo en general.

Un Sí, oral o en forma escrita define una postura, una actitud, un anhelo, una percepción y mucho más.

En forma frecuente, yo diría que casi cotidianamente, a veces sin percatarnos, empleamos esta palabra. Y tal vez en ese instante no medimos ni siquiera su alcance.

En otros casos antes de pronunciar o escribir un Sí se produce una meditación que puede durar horas, días y hasta más tiempo e incluso puede ocurrir  que uno tenga dudas  acerca de si es conveniente o no asumir como propia esa palabra.

Más allá de eso un Sí cobra todavía una mayor connotación cuando uno es convocado como parte de pueblo creador para decidir acerca de la aprobación o no de un documento, una ley, un código  e incluso un proyecto de constitución.

El pueblo cubano tiene ya experiencia en eso porque en más de una oportunidad se han realizado referendos en el país, como por ejemplo para someter a consulta popular la aprobación  de la Constitución.

Hoy 25 de septiembre ha tenido lugar otro referendo en el país en este caso relacionado con el Código de las familias.

Al igual que ocurrió con el de la Constitución, el referendo ha sido el punto culminante de un proceso que contempló no sólo la elaboración de un proyecto de código por especialistas, sino que fue sometido a una amplia consulta popular que lo enriqueció en forma notable con múltiples sugerencias y criterios muy específicos en relación con determinadas formulaciones.

Así se fueron haciendo distintas versiones del proyecto, en total 25, hasta que fue finalmente analizado y aprobado en primera instancia por la Asamblea Nacional del Poder Popular, pendiente de ser ratificado o no por el voto libre, directo y secreto de la población mediante la realización de un referendo.

A ello se suma que durante un período de tiempo, en encuentros, conferencias, programas de radio y televisión, materiales reflejados en la prensa escrita, en páginas WEB y en las redes sociales en general, se brindaron explicaciones acerca del contenido del proyecto del Código de las familias.

Como se ha detallado éste es un Código cuya finalidad esencial es contribuir al desarrollo de las familias, garantizar los derechos de todas las personas, lograr la protección de la niñez, de las personas mayores, de los discapacitados y vulnerables por distintas causas.

Es un Código basado en el amor

Yo, como parte de este pueblo heroico, sentí que mi ¡Sí!, en este día, vibraba no sólo en mi corazón, sino también cobraba vida cuando lo plasmaba en la boleta y después lo depositaba en la urna.

Entonces sentí emocionado cuando dos pioneros que custodiaban simbólicamente la urna, alzaron sus manos y en voz alta dijeron ¡Votó!

Y es que sentí que había votado por mi, por mis hijos y nietos, por mi familia en general, por mis amigos y por mi pueblo, ese que hace realidad lo que José Martí señalara:

 “…un pueblo es tanto más grande cuanto que sus partes componentes están más cercanas a la posible igualdad…”