Por Yuliet Gutiérrez Delgado

Desde horas tempranas de la mañana de este domingo 25 de septiembre, adultos mayores, jóvenes, personas con discapacidad, madres y padres, acompañados de sus pequeños, acudieron al Colegio Electoral #4, del Consejo Popular Belén-Finlay-Pogolotti-Husillo, en el municipio Marianao, a ejercer su derecho ciudadano en el Referendo por el Código de las Familias. 

Colegio Electoral #4, del Consejo Popular Belén-Finlay-Pogolotti-Husillo, en el municipio Marianao. Foto: Yuliet Gutiérrez Delgado

Es que Cuba protagoniza un hecho inédito, se convierte en el primer país en el mundo en someter un Código de las Familias a la voluntad popular, un acto que encierra gran trascendencia para el presente y el futuro de la nación.

Los pioneros Karolina y José Alejandro. Foto: Yuliet Gutiérrez Delgado

En el centro de votaciones, los pioneros Karolina y José Alejandro, vestidos con sus impecables uniformes escolares, como ya es habitual en estos ejercicios de participación popular, sirven a la Patria en la custodia de las urnas, y, cuando fue necesario, ayudaron a las personas a depositar su boleta.

Foto: Yuliet Gutiérrez Delgado

Durante la visita al colegio, ubicado en la Notaría de esa localidad, aprecie la disciplina de los pobladores, la organización, explicación y trato respetuoso de los integrantes de la mesa electoral.

Luego de que los vecinos ejercieran su voto, el Portal del Gobierno de La Habana, conversó con algunos para conocer su opinión sobre el Código de las Familias, que entrará en vigor, si es aprobado en este ejercicio popular.

La maestra y alfabetizadora Isabel Carmen Herrera López. Foto: Yuliet Gutiérrez 

En compañía de su nieta se presentó en el colegio, la profesora jubilada de 93 años Isabel Carmen Herrera López, quien calificó de muy abarcador y preciso al nuevo texto jurídico de la familia, y dijo: “Hay una serie de situaciones que pueden ocurrir en la actualidad, de las que el código protege a todos muy bien, en especial lo hace con los niños y adultos mayores.”

La joven pareja Chanelis Glean Mustelier y Yerandi Rodríguez Pérez. Foto: Yuliet Gutiérrez 

También la joven de 24 años Chanelis Glean Mustelier manifestó que lo que más le gusta es la protección que brinda a la tercera edad y a la niñez. En tanto, su pareja Yerandi Rodríguez Pérez, compartió este criterio, y valoró de muy positivo la posibilidad que brinda a las personas del mismo sexo de adoptar y formar una familia. “Esto hoy no es posible, y son derechos que deben tener todas las personas”, afirmó.

Por su parte, Rosendo Junquera Ferrer, un jubilado de 75 años, destacó: "El código vela por los derechos en todas las etapas de la vida, de las personas con discapacidad. Es inclusivo, por su amplitud es muy avanzado, y no todos los países cuentan con un Código, que ofrezca amparo legal a la heterogeneidad de la sociedad".

Foto: Yuliet Gutiérrez Delgado

Aunque lo aprueba y valora como positivo en sentido general, no está de acuerdo con el matrimonio entre personas del mismo sexo. En tal sentido, expresó: “Somos una población envejecida, con una alta esperanza de vida, esta medida pudiera afectar la procreación”.  

También el tema del matrimonio, gestación solidaria y adopción para las parejas homoparentales volvió en el testimonio de una joven madre homosexual, que pidió no ser identificada. “Vivo desde hace varios años con mi pareja, mis padres conocen esto, me aceptan como hija, pero no como homosexual”.

 “Veo positivo la introducción del vientre solidario en el nuevo código porque no todas las mujeres pueden gestar”, pero contrariada agregó: “En mi caso, por mis hijos no acepto el matrimonio entre personas del mismo sexo. Realmente no me importa lo que diga la gente, pero sí la opinión de mis pequeños. El sicólogo me ha recomendado que expliqué al mayor, pero me falta valor, me importa mucho lo que piense mi hijo”.

Foto: Yuliet Gutiérrez Delgado

En el intercambio con los electores acerca del nuevo Código, entre confesiones de temores y angustias, incertidumbres por el alcance de algunas normativas, llegó también la esperanza de una abuela de poder participar en la educación de su nieto: y de una mujer, que, con la gestación solidaria, ve posible tener su hijo.

Entonces, cada historia devela que es un Código de Amor, que pondera los afectos, la protección, seguridad, el respeto, la inclusión y la felicidad.

Foto: Yuliet Gutiérrez Delgado