de mi Habana

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publicado el 28/05/2022

Lázaro Peña, maestro de cuadros sindicales

Como maestro de cuadros sindicales y “Capitán de la clase obrera cubana” fue calificado Lázaro Peña, quien desempeñó durante varios años, y en distintos períodos, la Secretaria General de la Central de Trabajadores de Cuba.

Su nacimiento tuvo lugar en  La Habana el 29 de mayo de 1911 en el seno de una familia proletaria.

Tuvo que trabajar desde muy joven para ayudar a su familia, puesto que su padre había fallecido.

Así empezó a laborar  como aprendiz en una fábrica de tabacos y ya a los  15 años era operario.  

Pronto comenzó a revelarse contra las injusticias que se cometían contra los trabajadores por parte de los propietarios de la fábrica donde laboraba.  Lázaro Peña sobresalió por organizar protestas obreras  y por ello lo expulsaron del centro.

Cuando tenía 18 años ingresó en las filas del entonces clandestino Partido Comunista y participó activamente en la lucha por organizar a los trabajadores en contra de la dictadura de Gerardo Machado.  Tuvo que enfrentarse a la represión desatada por las fuerzas de la dictadura  y sufrió varios encarcelamientos.

Con el decursar de su existencia siguió desarrollando batallas por las reivindicaciones económicas y sociales del proletariado y se convirtió en un destacado dirigente sindical.

Ya desde 1934 resultó elegido para el cargo de Secretario General del Sindicato de Torcedores y en ese mismo año fue designado miembro del Comité Ejecutivo de la Confederación Nacional Obrera de Cuba. 

Posteriormente desempeñó otras responsabilidades hasta que en  1939 fue elegido Secretario General de la Confederación Nacional de Trabajadores de Cuba al constituirse dicha organización. 

En esa función estuvo hasta 1947 cuando el gobierno cubano alentó la ocupación de la organización obrera, lo cual posibilitó que  elementos corrompidos asumieran su dirección.

Años después también   patentizó su condena al régimen dictatorial impuesto en Cuba por Fulgencio Batista tras haber llevado a cabo el 10 de marzo de 1952 un golpe de estado.

Algún tiempo después de haberse producido el triunfo de la Revolución en Cuba, Lázaro Peña volvió a dirigir la ya entonces denominada Central de Trabajadores de Cuba. En esa función estuvo hasta 1965. 

Posteriormente entre ese año y 1973 desempeñó otras responsabilidades en el Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Ya desde 1965 él había sido elegido miembro del Comité Central del Partido.

El Capitán de la clase obrera cubana. 

En 1973 durante la celebración del  décimo tercer congreso de la Central de Trabajadores de Cuba fue elegido nuevamente Secretario General de dicha organización.

Precisamente al hacer el 15 de noviembre de 1973 la clausura de ese congreso de la Central de Trabajadores de Cuba el máximo líder de la Revolución, el Comandante en Jefe Fidel Castro señaló al destacar las cualidades de Lázaro Peña.

“…esta elección constituye, en primer lugar, un tributo a un compañero que ha dedicado toda su vida a la causa de los trabajadores; constituye un reconocimiento a su condición de maestro de cuadros sindicales, porque lo que nos decían los dirigentes obreros es que Lázaro ha sido para ellos como un maestro, y que durante estos meses junto a él habían aprendido más de cuestiones del movimiento obrero, y de trato con los obreros, y de tareas sindicales, que lo que habían aprendido antes en toda su vida. Pero es también un reconocimiento al extraordinario talento del compañero Lázaro Peña para tratar y para dirigir a los trabajadores.” 

No obstante hallarse con limitaciones de salud Lázaro Peña se mantuvo desempeñando esa responsabilidad hasta que se produjo su fallecimiento el 11 de marzo de 1974 en La Habana.

Con posterioridad al deceso de Lázaro Peña  se decidió identificar con su nombre el teatro de la Central de Trabajadores de Cuba.

Y en 1979 se creó la Orden “Lázaro Peña” que se otorga a trabajadores cubanos y extranjeros por extraordinarios méritos laborales, por importantes aportes realizados a la economía nacional o por una correcta y sostenida actitud ante el trabajo, ya sea en la industria, la agricultura, los servicios, la administración, la construcción, el transporte, las ciencias, las artes, la cultura o la técnica. 

La Orden con el nombre del líder sindical cubano también se puede otorgar a empresas, a unidades económicas y a colectivos de trabajadores cubanos y extranjeros por análogos motivos. Además se le confiere a quienes durante su estancia en Cuba o desde sus países respectivos, contribuyan al perfeccionamiento y desarrollo económico, científico y cultural de nuestro país.

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