El 4 de marzo de 1960 un grupo de integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarios en unión de trabajadores portuarios con toda la precaución requerida laboran en un muelle de la capital cubana en la descarga del barco francés La Coubre en el cual  se traían al país fusiles y otros materiales que sirvieran para fortalecer la defensa de Cuba ante las crecientes amenazas y acciones que llevaba a cabo el gobierno de los Estados Unidos para tratar de destruir la Revolución.

En un momento determinado una fuerte explosión  estremeció La Habana.

De inmediato un gran número de personas se dirigieron hacia el lugar donde se había producido la explosión, sin saber exactamente que había ocurrido, para darle su apoyo a los que habían resultado heridos.

Fue entonces que al cabo de unos minutos una segunda y todavía más fuerte explosión ocasionó muchos más muertos, heridos y desaparecidos, incluidos no sólo entre los combatientes y trabajadores del puerto sino también entre los que habían acudido a prestar ayuda solidaria.

El sabotaje de La Coubre formó parte de las vandálicas acciones realizadas contra Cuba, que comenzaron el propio año inicial de la Revolución.

En 1959, Cuba había sido objeto de campañas difamatorias, amenazas, y hasta un ataque vandálico a La Habana por elementos contrarrevolucionarios que tripulaban avionetas procedentes del territorio de los Estados Unidos, lo cual causó muertos y heridos.

Ante los planes agresivos que se fraguaban para intentar destruir el proceso revolucionario cubano Fidel, el 26 de octubre de 1959, en un acto efectuado en La Habana llamó al pueblo a prepararse militarmente para estar en condiciones de defender a la Revolución. Se crearon en el país las Milicias Nacionales Revolucionarias.

Y a su vez se hizo evidente que Cuba necesitaba contar con el armamento necesario para poder hacerle frente a distintas acciones e incluso hasta una invasión.

Fue así como se empezó a gestionar la compra de armas y otros efectivos militares y ante tal situación los Estados Unidos, como lo ha hecho siempre, comenzaron a presionar a distintos gobiernos para tratar de evitar que ello fuera posible.

No obstante Cuba logró en negociaciones realizadas con Bélgica adquirir primero fusiles y ya en febrero de 1960  granadas y municiones que fueron transportadas por el barco francés La Coubre.

Esta embarcación salió desde el puerto de Ambers, en Bélgica, y tras hacer una escala en Le Havre en Francia siguió hacia La Habana a donde llegó en horas de la mañana del cuatro de marzo de 1960.

Enseguida un grupo de integrantes del Ejército Rebelde y trabajadores portuarios comenzaron a realizar la descarga del barco. Alrededor de las tres y diez minutos de la tarde una explosión estremeció La Habana y de manera muy especial la zona portuaria.

Al día siguiente de haber ocurrido el sabotaje de La Coubre  en el acto de despedida de duelo de las víctimas, el máximo dirigente de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro  denunció con pruebas irrefutables que las explosiones ocurridas en el barco francés eran consecuencia de un artero sabotaje cuidadosamente preparado fuera de Cuba.

Fidel señaló al respecto: -Luego, por accidente no puede haber sido, por accidente no puede haber sido. Tenía que ser intencional, había que descartar toda posibilidad de accidente, para  aceptar lo único explicable: una explosión intencional.”

El sabotaje de La Coubre provocó un dolor intenso en Cuba, pero a su vez también puso de relieve la firmeza del pueblo que reafirmó su decisión de enfrentar cualquier nueva amenaza ó agresión, lo cual se reflejó en una frase breve pero simbólica al hacer suya la expresión de “Patría ó Muerte” expuesta por Fidel.