de mi Habana

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publicado el 26/11/2021

Inocentes: El fusilamiento en La Habana de 8 estudiantes de medicina

Hace exactamente 150 años que La Habana resultó estremecida con el injusto fusilamiento de ocho estudiantes de medicina por parte de las autoridades españolas. Eso tuvo lugar el 27 de noviembre de 1871.

Unos días antes las autoridades españolas habían hecho circular la noticia de la supuesta profanación por parte de varios estudiantes de medicina de la Universidad de La Habana de  la tumba del periodista español Gonzalo de Castañón.

Se celebró entonces un arbitrario proceso en el que se decidió la condena a la severa pena.

Cuando esto ocurrió  el joven José Martí se hallaba en España puesto que desde la etapa inicial de ese año había salido de La Habana  hacia España en calidad de deportado después de haber padecido el presidio político y la realización de trabajo forzado.

Martí, por experiencia propia, supo de lo que eran capaces de hacer los representantes de la metrópoli española, cuestión que apreció tanto en la cárcel y de manera esencial en las Canteras de San Lázaro donde vio los atroces atropellos que se  le realizaron a los prisioneros, algunos de ellos hombres ya viejos y otros adolescentes.

La noticia del fusilamiento de los estudiantes  en Cuba también estremeció, al joven Martí.

Precisamente en 1872 en ocasión de cumplirse el primer aniversario del fusilamiento de los estudiantes de medicina Martí elaboró en Madrid un poema en el que al evocar a los jóvenes víctimas del colonialismo español, expresó:

 ¡Ellos son! ¡Ellos son! Ellos me dicen

Que mi furor colérico suspenda,

Y me enseñan sus pechos traspasados,

Y sus heridas con amor bendicen,

Y sus cuerpos estrechan abrazados,

¡Y favor por los déspotas imploran!

Y agregó:

¡Y siento ya sus besos en mi frente,

Y en mi rostro las lágrimas que lloran!

Además en noviembre de 1872 Martí redactó en unión de su gran amigo Fermín Valdés Domínguez y Pedro de la Torre una proclama en la que patentizaron su condena resuelta a ese crimen al señalar: “No graba cincel alguno como la muerte los dolores en el alma: -no olvida nunca el espíritu oprimido el día tremendo en que el cielo robó ocho hijos a la tierra, y un pueblo lloró sobre la tumba de ocho mártires. Nadie se ha despedido con más grandezas que ellos de la vida.”

Tanto en otros trabajos periodísticos como en discursos, como por ejemplo el pronunciado en Tampa el 27 de noviembre de 1891,  Martí se refirió a ese vil hecho y llegó a plantear: “Cantemos hoy, ante la tumba inolvidable, el himno de la vida.”

En la parte final de su discurso Martí estableció una comparación metafórica entre el futuro desarrollo de un árbol que había visto cuando se dirigía hacia Tampa y los jóvenes cubanos que se hallaban anhelantes de participar en la lucha por la independencia de Cuba.

Manifestó: “Era el paisaje húmedo y negruzco: corría turbulento el arroyo cenagoso; las cañas, pocas y mustias, no mecían su verdor quejosamente, como aquellas queridas por donde piden redención los que las fecundaron con su muerte, sino se entraban, ásperas e hirsutas, como puñales extranjeros, por el corazón: y en lo alto de las nubes desgarradas, un pino, desafiando la tempestad, erguía entero, su copa.”

Seguidamente detalló: “Rompió de pronto el sol sobre un claro del bosque, y allí, al centelleo de la luz súbita, vi por sobre la yerba amarillenta erguirse, en torno al tronco negro de los pinos caídos, los racimos gozosos de los pinos nuevos:  ¡Eso somos nosotros: pinos nuevos!”

También José Martí destacó en diversas intervenciones la gran labor realizada por Fermín Valdés Domínguez en demostrar la inocencia de los jóvenes asesinados.  

Precisamente en 1894, en un trabajo publicado en el periódico Patria el 3 de febrero, calificó a Valdés Domínguez como el “Vengador del bestial crimen del 27 de noviembre de 1871”,  y como “el criollo indómito y útil en quien, en uno de los momentos más dramáticos y puros de nuestra tierra, encarnó y palpitó el alma cubana”.

Otras relevantes personalidades igualmente han rendido homenaje a los ocho estudiantes de medicina fusilados en Cuba el 27 de noviembre de 1871.

Por ejemplo el Comandante Ernesto Che Guevara al pronunciar un discurso en La Habana el 27 de noviembre de 1961 calificó a los jóvenes ultimados en  1871 como aquellos casi niños mártires y enfatizó que su fusilamiento había quedado cómo el símbolo de la bestialidad y que resultaba bueno recordarlo para que el pueblo tuviera presente siempre lo que le esperaría si por algún motivo de vacilación, “por alguna catástrofe inimaginable volviera el poder colonial o el poder imperial a gobernar a Cuba.”

El Che expresó que cuando se produjo el fusilamiento de los estudiantes de medicina ya hacia tres años que en Cuba se combatía por alcanzar la independencia y que el pueblo conocía los nombres “mil veces gloriosos de Antonio Maceo, o de Máximo Gómez” y que ya en aquellos tiempos “Martí había precedido a los jóvenes estudiantes en el camino de la cárcel” y que por todos lados “la insurrección avanzaba y el pueblo de Cuba luchaba con ardor por su libertad.”

Precisó cómo transcurrieron los hechos que fueron utilizados como pretexto por las autoridades españolas en Cuba para iniciar un proceso judicial que conllevó a la arbitraria condena a muerte de los estudiantes de medicina.

Planteó que en el juicio lo que se pedía en realidad era que hubiera sangre de cubanos, y añadió: “…y esa es la significación que tenían estos ocho compañeros estudiantes, ser sangre de cubanos inmolada para demostrar el poderío español, el poderío de la metrópoli española, el poderío de la colonia, el poderío de la raza superior sobre las razas aborígenes o menos puras por la mezcla o por el clima quizás.”

El Che instó a quienes lo escuchaban a tener siempre presente la historia como algo esencial puesto que la calificó como una gran maestra y enfatizó:

Es bueno que analicemos cada vez que se pueda qué significó el  pasado para el pueblo, y es bueno que cada vez que estemos delante de cualquier tipo de dificultad transitoria echemos una mirada al pasado y comparemos no ya el pasado remoto, de la época del fusilamiento salvaje de los ocho estudiantes, el pasado de ahora, el que todos ustedes, jóvenes y aún niños, conocen, el pasado que acabo el 31 de diciembre de 1958 –y que lo comparemos con el presente de hoy, con este que vivimos cada día, con este futuro que estamos construyendo con nuestro trabajo y al cual ustedes se preparan a darle el empujón final cuando hayan finalizado sus carreras y hayan ingresado como técnicos de cualquier tipo a cualquier rama de la producción o de la cultura.”

Igualmente el máximo dirigente de la Revolución Cubana Fidel Castro comenzó a rendirle homenaje a los estudiantes de medicina fusilados en Cuba en 1871,    desde el propio año inicial del proceso revolucionario.

El 27 de noviembre de 1959 Fidel habló en el acto efectuado en la velada efectuada en la escalinata de la Universidad de La Habana y señaló que  ese acto tenía un gran simbolismo “por lo que esa fecha y esta Escalinata representan y recuerdan.”

Fidel en esa oportunidad igualmente destacó la importancia que le atribuía a creer en los valores del pueblo.

Y al respecto enfatizó:

Pocas   personas con más motivos que nosotros para creer en el pueblo, porque creíamos en el pueblo cuando muy pocos creían en él, cuando ese pueblo era impotente, más sin embargo nosotros creímos que podía sacar fuerzas de sí mismo para liberarse, pocas personas con más fe en el pueblo ni más interesados en comprender al pueblo y en examinar las virtudes y las características de nuestro pueblo, porque nuestro pueblo es la razón de ser de nuestra Revolución y nuestra Revolución marchará adelante en la misma medida en que el pueblo marcha adelante.”

Más adelante expuso:

Tenemos un largo trecho por delante; es bueno saber que contamos con reservas; tenemos una larga lucha por delante y es bueno saber que esta lucha no depende de hombres, sino de pueblos. Así, que  para tranquilidad de ustedes y de nosotros: que todo lo que importa es la perdurabilidad no de los hombres sino de la obra revolucionaria que hemos empezado y que el pueblo que es eterno, porque el pueblo sí perdura… “

Igualmente aseguró: “Los hombres pasan pero los pueblos perduran, que perdure la obra con el pueblo.”

En el transcurso de los años cada 27 de noviembre han sido homenajeados los ocho estudiantes de medicina que fueron fusilados por las autoridades españolas en 1871 en La Habana.

Y el homenaje no ha sido sólo con palabras sino también con hechos concretos que ponen de manifiesto el papel y la labor que realizan miles y miles de jóvenes universitarios en la defensa y desarrollo de Cuba y su Revolución.

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