Federico Villoch llegó a ser en los primeros lustros del siglo veinte en Cuba el más fecundo y afamado escritor del teatro vernáculo y a su vez un notable empresario. Se estima que él  escribió más de 300 obras, entre las cuales estuvieron las tituladas Las Bodas de Plata, La Danza de los Millones, La Carretera Central, Delirio de Automóvil y la muy representada Isla de las Cotorras.

Su nacimiento había tenido lugar el 16 de octubre de 1868 en el pequeño poblado de Ceiba Mocha, en la provincia de Matanzas. Cuando él tenía tan sólo dos años su familia se trasladó para La Habana.En la capital del país desenvolvió   su vida y estudió la carrera de abogado en la universidad aunque finalmente se dedicó esencialmente al periodismo y al teatro.Ya a partir de los 20 años comienza a incursionar en el mundo  de la creación teatral y en el periodismo.

Su primera obra  fue la titulada “La gran pesca”, puesta en la escena del entonces teatro Irijoa, pero no alcanzó una gran aceptación por parte del público. No es hasta varios lustros después, exactamente el 6 de mayo de 1896, con el estreno de su primera obra costumbrista, titulada La mulata María, que empezaría a transitar por las carteleras de las principales salas habaneras de la época. Villoch consiguió que dicha obra, debido a su aceptación por parte del público, se mantuviera en ese escenario y pronto pasó a engrosar el repertorio de otros grupos teatrales. Pero sobre todo su consagración en tal sentido tiene lugar a partir del l0 de noviembre de 1900, cuando abre sus puertas el Teatro Alhambra y allí se  representan sainetes, revistas, zarzuelas y operetas que forman parte de su obra autoral.

Él igualmente fue uno de los principales accionistas de dicha instalación. Más allá de su labor como creador de obras de teatro, él  fundó la revista Luz y Sombra y fue uno de los más conocidos y respetados redactores del Fígaro.  También colaboró en otras publicaciones. En cuanto a libros fue autor de numerosas obras desde que, en 1892, publicó Por esos mundos. Impresiones de un viaje. Otros libros por él elaborados fueron  sus clásicas “Viejas postales descoloridas”, que inicialmente se reflejaron en capítulos independientes en un periódico de La Habana.  Al producirse su fallecimiento el 11 de noviembre de 1954  dejó inédita una novela sobre la guerra de independencia de Cuba, con el título “Marta Flores”, de la que había publicado un fragmento en el Fígaro. Con frecuencia, utilizó el seudónimo Cascabel, para identificar algunos de sus trabajos.