
La guerra por la independencia de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, el padre de todos los cubanos
El 10 de octubre de 1868 se inició en la zona oriental de Cuba la guerra por la independencia.
Ese día, Carlos Manuel de Céspedes, secundado por más de treinta patriotas, en su finca Demajagua llamó a sus esclavos, no para iniciar otra jornada de trabajo, sino para concederles la libertad y exhortarlos a dar su aporte a la lucha por lograr que Cuba se liberase del dominio colonial español.
Desde antes del 10 de octubre de 1868, un grupo de patriotas residentes en Bayamo y en otros lugares del territorio oriental cubano habían estado intercambiando opiniones con vistas a llevar adelante la guerra por la independencia.
Más allá de los diversos criterios que se exponían, finalmente se acordó iniciar el levantamiento el 14 de octubre de 1868. Pero las autoridades españolas tuvieron información al respecto acerca de esto, y es esa la razón por la que el 7 de octubre el Capitán General envió un telégrafo a Bayamo, ordenando la prisión de Carlos Manuel de Céspedes y otros patriotas.
Por suerte esa comunicación fue conocida por un bayamés relacionado con Céspedes y se lo informó. Fue así como Céspedes decidió adelantar la fecha del inicio de la sublevación.
Al amanecer del 10 de octubre de 1868, en la finca Demajagua había más de una treintena de patriotas que estaban dispuestos a seguir a Carlos Manuel de Céspedes para desencadenar la guerra.
Entonces él (Céspedes) llamó a sus esclavos, les anunció que les concedía la libertad y los invitó a que lo secundaran. Dio lectura al Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba, dirigido a sus compatriotas y a todas las naciones, detallando las causas de la lucha que iniciaba y proclamó los dos principios básicos que serían sus banderas de combate: la independencia de Cuba, y la igualdad de todos los hombres.
Después ese día Céspedes se mantuvo en la finca Demajagua. En ese lugar recibió a otros compatriotas que también decidieron incorporarse a la lucha.
En la madrugada del domingo 11, salió de la finca con unos 200 hombres, muy pocos con armas de fuego. Fue hacia la sierra de Naguas, considerada por él y sus colaboradores más inmediatos, como un sitio adecuado para esperar la incorporación de otros grupos de alzados en varios lugares. Después se dirigieron hacia el poblado de Yara, situado a 19 kilómetros al este de Manzanillo y unos 35 al oeste-suroeste de Bayamo.
Pero Carlos Manuel de Céspedes, en vez de iniciar de inmediato el ataque al poblado, envío a dos de sus oficiales para ultimar la rendición del Capitán de la guarnición española. Este atemorizado aceptó, pero ya avanzaba hacia el lugar una columna española, que entró y se posesionó del poblado antes que los insurrectos pudieran percatarse de ello.
Los soldados se emboscaron en la iglesia y portales de la plaza pública, y recibieron con descarga de fusilería al confiado grupo mal armado de patriotas que llegaban dando gritos de “Viva Cuba Libre”.
Ello provocó la dispersión de los luchadores independentistas cubanos. Solo quedaron once hombres unidos a Céspedes. Pero, aun en medio de esa dramática situación, Céspedes mantuvo su decisión de continuar la guerra.
En el transcurso de varios días durante la segunda decena del mes de octubre de 1868 se fue reorganizando la tropa rebelde, a la cual se sumaron otros patriotas interesados igualmente en dar su contribución al empeño de lograr que Cuba se liberara del yugo colonial español que la había oprimido durante más de tres siglos.
Se previó ocupar Bayamo. Desde el día 18 de octubre de 1868 comenzó el enfrentamiento con los soldados españoles. La toma de Bayamo se logró el día 20. Entonces los habitantes de la ciudad recibieron jubilosos a los luchadores independentistas y Pedro (Perucho) Figueredo, creó la letra de la marcha que él había concebido desde 1867, que resultó coreada por el pueblo bayamés. Esa marcha se convirtió años después en el actual Himno Nacional de Cuba.
José Martí, nuestro Héroe Nacional, tenía 15 años y vivía en La Habana, lejos de donde se inició la guerra, sin embargo, Martí no fue ajeno a ese acontecimiento. Precisamente en la etapa inicial de 1869 creó un soneto en el que detalló en su parte inicial:
“No es un sueño, es verdad:
Lanza el cubano pueblo, enfurecido:
El pueblo que tres siglos ha sufrido
Cuanto de negro la opresión encierra.”
Posteriormente, primero en Cuba y después en España, él siguió utilizando la palabra para denunciar las atrocidades de las autoridades coloniales españolas y ratificar el derecho que tenían los cubanos a luchar por la independencia de la tierra donde habían nacido.
Fue así como, por ejemplo, en España, publicó en 1871 el folleto titulado El Presidio Político en Cuba y también otro trabajo, en este caso en 1873, un trabajo sobre la República española ante la Revolución Cubana.
En ese trabajo señaló:
“Y si Cuba proclama su independencia por el mismo derecho que se proclama la República, ¿cómo ha de negar la República a Cuba su derecho de ser libre, que es el mismo que ella usó para serlo? ¿Cómo ha de negarse a sí misma la República? ¿Cómo ha de disponer de la suerte de un pueblo imponiéndole una vida en la que no entra su completa y libre y evidentísima voluntad?”
La guerra iniciada por Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1868 se prolongó durante casi diez años, hasta 1878. Fueron diversos los combates y batallas.
La guerra no concluyó con la independencia de Cuba ni la abolición de la esclavitud, pero sí después en el propio siglo XIX tuvo su continuidad histórica.
José Martí se convirtió en un continuador de la obra de Céspedes, a quien la historia llegó a otorgarle el calificativo de “Padre de la Patria”, al trabajar de forma intensa en la reorganización de la lucha por la liberación de su tierra natal del dominio colonial español.
Precisamente, en ocasión de hablar en el acto efectuado en Nueva York organizado por los emigrados cubanos para conmemorar la fecha del 10 de octubre, en el año 1890, aseguró:
“Otros llegarán sin temor a la pira donde humean, como citando con la hecatombe, nuestros héroes; yo tiemblo avergonzado: tiemblo de admiración, de pesar y de impaciencia. Me parece que veo cruzar, pasando lista, una sombra colérica y sublime, la sombra de la estrella en el sombrero; y mi deber, mientras me queden pies, el deber de todos nosotros, mientras nos queden pies, es ponernos en pie, y decir: ‘¡presente!”
En Cuba se reinició en 1895 la guerra por la independencia, pero ello tampoco cristalizó porque en 1898 los Estados Unidos intervinieron en el conflicto hispano-cubano.
Derrotaron a los soldados españoles, pero en Cuba se estableció una República mediatizada, subordinada a los intereses y dictados de la metrópoli imperial. Sin embargo, al transcurrir el tiempo, se mantiene latente el anhelo de lograr una verdadera independencia al desencadenarse una tenaz lucha contra regímenes dictatoriales.
Y de manera muy significativa, esto se puso de manifiesto los años 50 cuando, bajo la dirección del entonces joven abogado Dr. Fidel Castro Ruz, se llevó adelante la lucha que posibilitó el triunfo de la Revolución.
Fidel Castro en varias ocasiones, en relevantes actos de carácter patriótico, recordó y rindió homenaje a las figuras históricas y de manera muy especial destacó la trascendencia que le concedía a Carlos Manuel de Céspedes y a la guerra por la independencia iniciada el 10 de octubre de 1868.
En ocasión de cumplirse el centenario de ese hecho histórico para Cuba, en una velada efectuada exactamente en la finca Demajagua, donde se inauguró un gran complejo monumentario, Fidel fue claro y preciso cuando señaló:
No hay, desde luego, la menor duda de que Céspedes simbolizó el espíritu de los cubanos de aquella época, simbolizó la dignidad y la rebeldía de un pueblo —heterogéneo todavía— que comenzaba a nacer en la historia.
Fue Céspedes, sin discusión, entre los conspiradores de 1868 el más decidido a levantarse en armas.”
Fuentes de Referencia:
- Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el resumen de la velada conmemorativa de los cien años de lucha, efectuada en La Demajagua, Monumento Nacional, Manzanillo, Oriente, el 10 de Octubre De 1968.
- José Martí. Obras completas, Edición Crítica, tomo 15, p. 55.
- Sitio Web "José Martí": https://www.josemarti.cu/10-de-octubre-3/