
La Habana y su protagonismo aquel 26 de julio de 1953
El asalto a los cuarteles “Moncada” y “Carlos Manuel de Céspedes”, protagonizado por un grupo de jóvenes revolucionarios dirigidos por Fidel Castro, el 26 de julio de 1953, ocurrió en las ciudades de Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente, situadas en la zona oriental del país.
Aparentemente, pudiera pensarse que esas acciones no guardaron relación con La Habana, por haber ocurrido a centenares de kilómetros de distancia. Pero no es así. Una gran parte de los que participaron en esas acciones habían nacido o desenvuelto sus vidas en La Habana.
Además, hay algo que resulta esencial y que convierte a La Habana en otra protagonista de aquella gesta en que los jóvenes no dejaron morir las ideas de Martí en el Centenario. Fue en La Habana donde se creó un Movimiento revolucionario, también donde se realizaron prácticas de tiro y entrenamiento militar e incluso donde se concibió el plan de asalto a las citadas fortalezas.
Desde La Habana, un día como hoy, el 24 de julio salieron en dirección a Santiago de Cuba y a Bayamo tanto Fidel como una gran parte de los que después realizarían los ataques a las fortalezas militares.
Desde el 10 de marzo de 1952, Fulgencio Batista mediante un golpe de Estado se apoderó del poder e instauró una dictadura militar reaccionaria en el país.
Ese mismo día en La Habana, el entonces joven abogado Fidel Castro condena el golpe de Estado. En un documento que elabora enjuicia a Batista que pretende presentar lo realizado por él como un movimiento revolucionario. Fidel enfatiza:
“Revolución no, zarpazo, patriotas no, liberticidas, usurpadores, retrógrados, aventureros sedientos de oro y de poder”.
Detalla que ante este hecho se impone la lucha revolucionaria al precisar:
“…hay tirano otra vez, pero habrá otra vez Mellas, Trejos, Guiteras. Hay opresión en la Patria, pero habrá algún día otra vez libertad”.
La situación para el pueblo cubano es sumamente difícil. Batista basándose en la fuerza logra consolidarse en el poder con el apoyo de los Estados Unidos y con la complicidad absoluta de los líderes de los partidos políticos burgueses que solo aspiraban a ver de qué manera podían recuperar en parte sus privilegios y posiciones perdidas tras el golpe de Estado.
Pero ante tanta vacilación y traición se alza la firmeza de hombres tales como Fidel Castro, quién reclama la necesidad de luchar.
Precisamente Fidel en un artículo titulado “¿Qué diferencia hay...?”, publicado en el periódico “La palabra”, en La Habana, el seis de abril de 1952, expresa que los ejecutores del golpe de Estado, vencidos de antemano en las urnas, asaltaron el poder de un zarpazo. En dicho artículo Fidel exhorta a los cubanos al combate. Manifiesta: “La semilla de la rebeldía heroica se irá sembrando en todos los corazones. Frente al peligro, el heroísmo invita, germina con la sangre generosa que se vierta."
Fidel empieza a sostener entrevistas, sobre todo con los integrantes de la juventud del Partido del Pueblo Cubano, Ortodoxo, que comparten sus puntos de vista sobre la necesidad de realizar algo eficaz contra el régimen dictatorial.
A su vez, por otra vía, en La Habana, otros jóvenes, entre ellos Abel Santamaría, Jesús Montané y Raúl Gómez García comienzan a sostener contactos y anhelan combatir a Batista.
El primero de mayo de 1952 Fidel Castro y Abel Santamaría se conocen al participar en un acto que se realiza en el Cementerio Colón, en La Habana, para rendir homenaje a Carlos Rodríguez, joven ortodoxo asesinado en 1951.
Entonces Fidel comienza a visitarlo en forma asidua en el apartamento donde vivía en el edificio de O y 25, en la zona del Vedado, en La Habana.
Allí Fidel y otros compañeros analizan la situación del país y tratan acerca de cómo organizar la lucha revolucionaria e incluso hacen referencia al ideario martiano y su vigencia en fecha cercana al centenario de su natalicio.
De hecho el apartamento de Abel se convierte en el centro de operaciones de la organización del Movimiento revolucionario que comienza a gestarse.
Con el decursar de los días el Movimiento va cobrando fuerza. En varios barrios de la capital del país se organizan células integradas por jóvenes que se caracterizaran por su seriedad y actitud revolucionaria.
Desde los meses finales del año 1952 la dirección del Movimiento Revolucionario decide comenzar el entrenamiento militar de una gran cantidad de jóvenes para después proceder a una selección rigurosa.
Fue en La Habana donde se realizaron las primeras prácticas de tiro en el estadio de la universidad y en otras instalaciones donde hoy se rinde homenajes que le tributaron los estudiantes y el pueblo en general a José Martí en ocasión de cumplirse el centenario de su natalicio, tanto en la Marcha de las Antorchas, realizado en horas de la noche del 27 de enero, como en el gran desfile que tuvo lugar al día siguiente en la capital cubana.
Ya en los meses siguientes Fidel fue delineando el plan relacionado con el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes que tendría como objetivo esencial ocupar por sorpresa esas instalaciones militares, tomar las armas y entregárselas al pueblo para llevar adelante una insurrección popular armada.
Con posterioridad, desde La Habana fueron trasladados hacia la provincia de Oriente armas, balas e incluso uniformes del ejército que portarían los combatientes revolucionarios con el objetivo de desinformar a los soldados situados en las postas de los cuarteles.
Finalmente, entre el 24 y el 25 de julio desde la capital en varios medios de transporte se produjo el traslado de la casi totalidad de los que participaron en los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.