Por: Elizabeth Ferrer 

En pleno recorrido de la línea A47, un hombre comenzó a sentirse mal, aquejado por un dolor intenso y signos de perder el conocimiento. En ese momento crítico, Dayron, el chofer del carro 5469, demostró que ser conductor es mucho más que manejar un volante. Sin dudarlo, activó las luces de emergencia, alertó a los servicios médicos y desvió la unidad hacia el Hospital Naval más cercano.

Mientras calmaba a los pasajeros y mantenía el control de la situación, pidió ayuda a cualquier médico presente para brindar primeros auxilios. Gracias a su rápida acción y al apoyo solidario de quienes viajaban, el hombre fue atendido a tiempo y su vida pudo ser salvada.

Este gesto no solo evitó una tragedia, sino que también evidenció que la empatía y los valores humanos pueden marcar la diferencia en cualquier circunstancia. En tiempos donde muchas veces prima el individualismo, historias como esta nos recuerdan que, por encima de todo, somos cubanos y la solidaridad sigue siendo nuestro mayor orgullo.

Fuente: Perfil en Facebook de la autora