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publicado el 25/10/2022 11:29 pm

Camilo Cienfuegos: Su palabra vibrante como arma de combate

Más allá de las grandes cualidades como combatiente revolucionario el Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán evidenció el uso en forma adecuada de la palabra vibrante para contribuir al desarrollo y defensa de la Revolución.

Ello lo puso de manifiesto durante la lucha realizada entre diciembre de 1956 y finales de similar mes en 1958 en su bregar contra la dictadura batistiana,

En reiteradas ocasiones habló en disímiles actos y encuentros que sostuvo con diversos sectores de la población cubana.  Pronunció alrededor de 20 discursos en distintos lugares de Cuba, tan sólo en menos de diez meses.

Él último fue en La Habana el 26 de octubre de 1959. Ese día los habitantes de la capital cubana se habían congregado frente a la terraza norte del entonces Palacio Presidencial, hoy sede del Museo de la Revolución, para condenar la vandálica agresión realizada en La Habana por tripulantes de avionetas que habían salido del territorio de los Estados Unidos, lo cual causó muertos y heridos.

En ese acto, que fue clausurado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, también hablaron otros dirigentes de la Revolución, entre ellos Camilo, quién destacó en la parte inicial de sus palabras la trascendencia que le atribuía a la presencia extraordinariamente masiva de hombres y mujeres que se habían congregado en ese lugar para patentizar su respaldo a la Revolución.

Señaló Camilo en forma metafórica:  “Como la Sierra Maestra es hoy la vergüenza la dignidad y el valor del pueblo de Cuba en esta monstruosa concentración frente a este Palacio, hoy revolucionario, del pueblo de Cuba.”

Y seguidamente detalló: “El Pico invencible del Turquino es hoy y será siempre el apoyo de este pueblo cubano a la revolución que se hizo para este pueblo cubano.”

Camilo manifestó ese memorable día que se demostraba en esa ocasión que no importaban las traiciones arteras que puedan hacer a este pueblo y a esta revolución y que no importaban que vengan aviones mercenarios tripulados por criminales de guerra y amparados por intereses poderosos del gobierno norteamericano. Afirmó que en Cuba existía un pueblo que no se deja confundir por los traidores, un pueblo que no le teme a la aviación mercenaria, como no le temieron las tropas rebeldes, cuando avanzaban a la ofensiva, a los aviones de la dictadura.

Ratificó totalmente convencido que ese acto confirmaba la fe inquebrantable del pueblo cubano en el Gobierno Revolucionario, “porque sabemos que este pueblo cubano no se dejará confundir por las campañas hechas por los enemigos de la revolución; porque el pueblo de Cuba sabe que por cada traidor que surja, se harán nuevas leyes revolucionarias en favor del pueblo, porque el pueblo cubano sabe que por cada traidor que surja, habrá mil soldados rebeldes que estén dispuestos a morir defendiendo la libertad y la soberanía que conquistó este pueblo.”

Y además señaló: “Porque vemos los carteles y oímos las voces de este pueblo valiente que dice: “¡Adelante, Fidel, que Cuba está contigo!”. De inmediato añadió: “Y hoy el Ejército Rebelde, los hombres que cayeron en las montañas, los hombres que no se venden a intereses, que no se atemorizan le dicen: ¡adelante, Fidel! ¡el Ejército Rebelde está contigo!”

Y al referirse nuevamente a los participantes en el acto que se celebraba en la capital cubana, en representación de todo el pueblo de Cuba, Camilo expuso: “Esta manifestación de pueblo, estos obreros, estos campesinos, estos estudiantes que hoy vienen a este Palacio, nos dan las energías suficientes para seguir con la Reforma Agraria, y no se detendrá ante nada ni nadie.”

Y comentó que lo mismo que supieron morir veinte mil cubanos por lograr esa libertad y esa soberanía, había un pueblo entero dispuesto a morir si es necesario por no vivir de rodillas. Con particular énfasis expuso: “Para detener esta revolución cubanísima, tiene que morir un pueblo entero y si eso llegara a pasar, serían una realidad los versos de Bonifacio Byrne:

“Si deshecha en menudos pedazos

se llega a ver mi bandera algún día,

nuestros muertos, alzando los brazos,

la sabrán defender todavía…”.

Camilo en aquel memorable día hizo una clara advertencia a los enemigos de la Revolución cuando expresó: “Y que no piensen los enemigos de la revolución que nos vamos a detener, que no piensen los enemigos de la revolución que este pueblo se va a detener, que no piensen los que envían aviones, que no piensen aquellos que tripulan los aviones que vamos a ponernos de rodillas y que vamos a inclinar nuestra frente.

Y con el respaldo que se había hecho patente en el transcurso del discurso, con aplausos y exclamaciones de la multitud, Camilo concluyó su vibrante intervención ese 26 de octubre de 1959 en La Habana con esta afirmación:  

“De rodillas nos pondremos una vez, y una vez, inclinaremos nuestras frentes… y será el día que lleguemos a la tierra cubana que guarda veinte mil cubanos, para decirles: “¡Hermanos, la Revolución está hecha, vuestra sangre no se derramó en vano!”.

Dos días después el 28 de octubre de 1959 se produjo la desaparición física de Camilo cuando se trasladaba en una avioneta Cessna desde la ciudad de Camagüey hacia La Habana.

Precisamente el 12 de noviembre de 1959 al realizar Fidel una comparecencia por la televisión, después de haberse realizado en el país durante muchos días intensa búsqueda por diferentes lugares del territorio nacional, señaló al referirse a Camilo y a cómo quedaba  su ejemplo en el seno del pueblo cubano.

“Y el consuelo que debe tener nuestro pueblo –planteó Fidel-  es que en el pueblo hay muchos Camilos y Camilo seguirá viviendo en hombres que se inspiren en él, porque lo único que nosotros podemos pedirle a nuestro pueblo es que cada vez que la Patria se encuentre en una situación difícil, que cada vez que la Patria se encuentre en un momento de peligro, se acuerde de Camilo; cada vez que el pueblo  vea momentos difíciles, cada vez  que los hombres jóvenes,  los campesinos, los obreros, los estudiantes, cualquier ciudadano, crea un día que el camino es largo, que el camino es difícil, se acuerde de Camilo, se acuerde de lo que hizo él, se acuerde de cómo nunca, ante los momentos aquellos difíciles perdió la fe…”

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