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Aniversario 50 de su fallecimiento: Lázaro Peña el gran dirigente de los trabajadores cubanos

Fallecido en La Habana el 11 de marzo de 1974 Lázaro Peña fue considerado maestro de cuadros sindicales y Capitán de la clase obrera cubana.

Precisamente ocupa un lugar significativo en la historia de Cuba y como tal  se le rindió homenaje en ocasión de cumplirse el aniversario 50 de su fallecimiento.

Su nacimiento tuvo lugar en  La Habana el 29 de mayo de 1911 en el seno de una familia proletaria.

Huérfano de padre desde los 10 años comenzó a trabajar desde muy joven para contribuir al sustento familiar.

La madre le consiguió una plaza de aprendiz en una fábrica de tabacos. A los 15 años ya era operario. Después se convirtió en lector ocasional de galera.

Pronto comenzó a revelarse contra la injusticia que se cometían contra los trabajadores por parte de los propietarios de la fábrica donde laboraba.  Organizó protestas obreras contra los bajos salarios y por ello lo expulsaron del centro.

En 1929 ingresó en las filas del entonces clandestino Partido Comunista y participó activamente en la lucha por organizar a los trabajadores en contra de la dictadura de Gerardo Machado. 

Fichado por la policía tuvo que enfrentarse a la represión y sufrió varios encarcelamientos.

Después laboró como torcedor en una fábrica de tabacos y siguió desarrollando batallas por las reivindicaciones económicas y sociales del proletariado. Se fue convirtiendo en un destacado dirigente sindical.

Ya desde 1934 resultó elegido para el cargo de Secretario General del Sindicato de Torcedores y en ese mismo año fue designado miembro del Comité Ejecutivo de la Confederación Nacional Obrera de Cuba.

Posteriormente desempeñó otras responsabilidades hasta que en  1939 fue elegido Secretario General de la Confederación Nacional de Trabajadores de Cuba al constituirse dicha organización.

En esa función estuvo hasta 1947 cuando el gobierno cubano alentó la ocupación de la organización obrera y que elementos corrompidos asumieran su dirección.

Algún tiempo después de haberse producido el triunfo de la Revolución en Cuba  Lázaro Peña volvió a dirigir la ya entonces denominada Central de Trabajadores de Cuba. En esa función estuvo hasta 1965.

Posteriormente entre ese año y 1973 desempeñó otras responsabilidades en el Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Ya desde 1965 él había sido elegido miembro del Comité Central del Partido.

En 1973 durante la celebración del  décimo tercer congreso de la Central de Trabajadores de Cuba fue elegido nuevamente Secretario General de dicha organización, cargo que desempeñó hasta que se produjo su deceso.

El 15 de noviembre de 1973 al hablar en la clausura del congreso obrero el Comandante en Jefe Fidel destacó la trascendencia de la vida y labor de Lázaro Peña y el simbolismo que tenía que fuese nuevamente elegido para ocupar la máximo responsabilidad de la Central de Trabajadores de Cuba.

Fidel señaló: “…esta elección constituye, en primer lugar, un tributo a un compañero que ha dedicado toda su vida a la causa de los trabajadores; constituye un reconocimiento a su condición de maestro de cuadros sindicales, porque lo que nos decían los dirigentes obreros es que Lázaro ha sido para ellos como un maestro, y que durante estos meses junto a él habían aprendido más de cuestiones del movimiento obrero, y de trato con los obreros, y de tareas sindicales, que lo que habían aprendido antes en toda su vida. Pero es también un reconocimiento al extraordinario talento del compañero Lázaro Peña para tratar y para dirigir a los trabajadores.” 

Desde el 29 de mayo de 1974 el teatro de la Central de Trabajadores de Cuba se identifica con el  nombre de Lázaro Peña.

Tras haberse producido su fallecimiento se empezó a concebir que ese teatro se identificase con su nombre.

No fue algo formal sino el justo reconocimiento a los esfuerzos de Lázaro Peña quien batalló porque los trabajadores tuvieran un Palacio que acogiera a sus organizaciones sindicales y un gran teatro para efectuar plenarias, congresos y otras actividades.

Fue idea de Lázaro adquirir el terreno donde había radicado el Nuevo Frontón, situado en el área comprendida entre las calles Desagüe, Marqués González, Peñalver y San Carlos.

Pero los propietarios del viejo edificio que allí existía pedían 200 mil pesos, a lo que se sumaba el costo de la obra proyectada y la organización obrera no contaba con recursos para ello.

Entonces Lázaro Peña apeló a los trabajadores a los que llamó a contribuir con lo que cada cual pudiese y se generó un entusiasta movimiento que permitió ir sumando peso a peso la cantidad necesaria.

Y algo muy simbólico, muchos trabajadores encabezados por Lázaro Peña realizaban allí jornadas de trabajo voluntario para contribuir a la construcción de lo que sería la sede de la Confederación de Trabajadores de Cuba y el teatro.

En 1947 el Palacio fue asaltado por falsos dirigentes sindicales fieles representantes de los intereses de la burguesía y el imperialismo, los que usurparon la dirección de los sindicatos.

No fue hasta después del triunfo de la Revolución que los trabajadores pudieron recuperar su Palacio y el teatro. No obstante en 1961 un acto terrorista casi destruyó al citado teatro, pero ello no impidió la decisión de los sindicalistas de celebrar allí el XI Congreso de la CTC en sillas de tijera y rodeados de escombros.

Con posterioridad la edificación se restauró y ha sido sede de congresos, asambleas y otros eventos así como de actividades culturales y políticas de gran relevancia.

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