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Celia Sánchez en la historia y en su cubano pueblo

Calificada como la más hermosa y autóctona flor de la Revolución Celia Sánchez Manduley falleció en La Habana el 11 de enero de 1980. Fue una destacada combatiente y dirigente revolucionaria.  

Pero más allá de su desaparición física ella sigue ocupando un lugar muy relevante en la historia de Cuba y sirve de fuente de inspiración para el pueblo por su labor como luchadora y dirigente revolucionaria y, sobre todo, por su sencillez y su amor por el pueblo y la Revolución.

Su nacimiento tuvo lugar el 9 de mayo de 1920 en el poblado de Media Luna, zona oriental de Cuba.

Cursó la enseñanza primaria en la escuela pública de su ciudad natal y luego continuó estudiando en Manzanillo. Su juventud la pasó después en Pilón. Su padre era una persona de gran prestigio en la zona ya que era médico.

En los años finales de la década del cuarenta y principios de la siguiente, Celia mostró su adhesión a los planteamientos que hacía el líder del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), Eduardo Chibás, quién denunciaba la corrupción y los turbios manejos de los dirigentes y funcionarios del gobierno.

Cuando en marzo de 1952 se produjo el golpe de estado de Fulgencio  Batista, ella se opuso resueltamente al régimen dictatorial impuesto por la fuerza.

El 21 de mayo de 1953, en unión de su padre y otros martianos, participó en el Pico Real del Turquino en la develación de un busto del Apóstol de la independencia de Cuba, José Martí.

Al realizarse en julio de 1953 el ataque al cuartel “Moncada”, Celia patentizó su solidaridad con el grupo de jóvenes encabezados por  Fidel Castro que habían realizado esa audaz acción.

Dos años después ella fue una de las fundadoras en la zona donde vivía del Movimiento 26 de Julio.  

En los meses siguientes y durante 1956 en coordinación con el dirigente de esa organización en la provincia de Oriente, Frank País, trabajó en forma intensa en preparar condiciones para darle el apoyo necesario a la expedición también encabezada por Fidel Castro que se había previsto llegara por la costa sur del territorio oriental cubano.  

En los días posteriores al desembarco Celia desempeñó un papel muy significativo en el apoyo a los combatientes rebeldes sobre todo después del 5 de diciembre cuando en Alegría de Pío resultaron atacados en forma sorpresiva por los soldados de la dictadura, lo cual provocó su dispersión.

En el transcurso de las siguientes semanas ella envió alimentos, armas y todo lo que pudo para los  combatientes que habían podido reunirse con Fidel para proseguir la lucha en las montañas orientales.

Celia Sánchez en marzo de 1957 ayudó a trasladar al primer contingente de hombres enviado por Frank País como refuerzo al Ejército Rebelde y fue después ella la primera mujer en incorporarse a esta fuerza guerrillera en ese año.

Posteriormente cumpliendo misiones de Fidel bajó en varias ocasiones al llano y ya en octubre del año citado permaneció en la Sierra Maestra y cumplió disímiles tareas en la Comandancia General del Ejército Rebelde. Después del primero de enero de 1959 Celia trabajó intensa y abnegadamente por el desarrollo y defensa de la Revolución. Mantuvo un estrecho contacto con el pueblo.

En 1964 se le nombró Secretaria de la Presidencia y del Consejo de  Ministros. Al año siguiente integró el primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba y en el primer congreso de esta organización, efectuado en 1975, se le ratificó tal condición.  

En 1976 fue electa diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular y Secretaria del Consejo de Estado.

Con respecto a Celia y su fructífera labor Fidel comentó en varias ocasiones, como por ejemplo en  el discurso que pronunció el 27 de julio de 1983 en Santiago de Cuba en ocasión de inaugurarse un combinado textil. Entonces Fidel manifestó: “La compañera Celia era muy exigente, muy meticulosa en todos los detalles, muy cumplidora, muy esclava del deber en todos los campos: en la guerra, en la paz, en la construcción del socialismo en nuestro país.”

Al igual que en otras partes de Cuba en La Habana se le rinde honor a Celia Sánchez de forma permanente.


Nancy Robinson Calvet, poeta y periodista, señaló en una parte de un poema titulado “Y aquí en el corazón del pueblo” en el que resumió la trascendencia y vigencia de la vida y obra de Celia:

…Si quieres hallarla una vez para besar su frente,

no la busques allí donde la luz es tenue,  

donde el espacio es tan mudo y breve.  

Allí no… búscala en la continua marcha,  

en la lucha, en la abnegación, en el denuedo,

donde aparezca el alba y aquí,  

en el corazón del pueblo.


Precisamente en la capital cubana, entre otras obras a las que ella dio su contribución para su realización, se encuentran el Parque Lenin, un gran centro de recreación; el Palacio de Convenciones y la Oficina de Asuntos históricos.

En el Parque Lenin hay un monumento que la refleja. Esta obra que fue inaugurada el 9 de mayo de 1989 está integrada por elementos arquitectónicos y cerámicas. Es un sitio capaz de aunar el sentido de lo histórico, la dimensión de lo cotidiano y el valor social de la belleza.  Sus creadores fueron el escultor ceramista  Evelio Lecuor y el arquitecto Néstor Garmandía.  

La obra constituye un gesto de amor y un reconocimiento a la modestia que siempre caracterizó a Celia Sánchez.

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